Fecha: Sábado, Marzo 21, 2020 - 17:36

Todo indica que la recesión mundial que anuncia el coronavirus será muy superior a la del 2008 y pudiera acercarse a la crisis de los años treinta. Chile se verá gravemente afectado.

La mercantilización de la salud y la minimización del Estado han puesto de manifiesto nuestra debilidad para enfrentar el coronavirus. La capacidad del sistema de salud público se encuentra mermada para abordar la crisis sanitaria actual.

Las medidas económicas recientemente propuestas por el Gobierno chileno frente a la pandemia del coronavirus podrán aliviar parcialmente el descalabro de las empresas y de los ingresos de los trabajadores; pero, no resolverán la debilidad de un modelo económico-social, con manifiesta vulnerabilidad internacional, social y de su propia estructura productiva.

Fecha: Jueves, Marzo 19, 2020 - 21:39

El nuevo coronavirus (Covid-19) se está extendiendo rápidamente por todo el mundo. Se ha extendido a todos los continentes excepto a la Antártida. A corto plazo, es difícil predecir cuándo se contendrá totalmente su propagación. El brote de coronavirus se produjo en el peor momento posible ya que las perspectivas de crecimiento mundial son inciertas.

Además de los costos humanos, los costos económicos de la epidemia mundial también están aumentando. El virus ha causado una enorme perturbación económica. Se teme que pueda conducir a una grave crisis económica mundial, dependiendo de la duración del brote de coronavirus y de la forma en que los gobiernos gestionen las consecuencias económicas.

El mundo se enfrenta a una triple crisis: una combinación de crisis sanitaria, una crisis económica que afecta tanto a la producción como al consumo y, cada vez más, una crisis financiera. Los instrumentos de política utilizados por las autoridades monetarias durante la crisis financiera mundial de 2008 son impotentes para hacer frente a la triple crisis en curso porque la propagación del coronavirus ha provocado el cierre de las actividades económicas.  El mundo merece mejores medidas y mayor cordinación política para contener el coronavirus y compensar su impacto económico.

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Análisis del OBELA         /          ( english version )

La Unión Bancaria Europea: una integración subordinada

Resumen:

Para defender a Europa del problema del riesgo bancario, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea han diseñado una Unión Bancaria a fin de resolverlo y financiada con los ingresos de los impuestos a las transacciones financieras. La Unión Bancaria estará conformada por tres mecanismos y abarcará 130 entidades bancarias (80% de los activos de la Zona Euro). Primero, el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) encargado de la supervisión bancaria europea. Segundo, el Mecanismo Único de Resolución (MUR) responsable de resolver los problemas bancarios de gran envergadura. Y tercero finalmente, el Fondo Único de Resolución (FUR) que financiará los rescates de los bancos.

En el mercado interbancario europeo existe una actitud favorable hacia las entidades bancarias alemanas y francesas, mientras que para las entidades de Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España, la posición es desfavorable (BIS, La actividad interbancaria en retroceso, marzo 2014, http://bit.ly/1nLJ3F9). Las entidades de los países de la periferia europea aún no regresan al mercado de capitales, situación que pone de manifiesto la fragilidad de la recuperación de toda Europa y no sólo de la periferia.

Finalmente, las pruebas de estrés del BCE dadas a conocer el 26 de octubre de 2014 muestran un panorama sombrío. Las pruebas consistieron en la evaluación de los activos y la resistencia de las entidades bajo escenarios adversos a fin de implementar la Unión Bancaria. Los resultados revelaron la persistencia de escasez de capital en 25 bancos. Dichas entidades deberán reunir 263,000 millones euros para enfrentar mejor una posible crisis y no poner en riesgo su solvencia. (BCE, Aggregate report on the comprehensive assessment, 2014, http://bit.ly/ZYCdoj). Los países con mayor vulnerabilidad son Italia, Grecia y Chipre, con nueve, cuatro y dos entidades bancarias respectivamente.

Beijing, el crepúsculo asiático post-Bretton Woods

Resumen:

 

Ariel Noyola Rodríguez/Observatorio Económico de América Latina.

 

El viernes 24 de octubre, un grupo de 22 países asiáticos se reunió en Beijing, para firmar el memorándum de entendimiento que aprobó finalmente la creación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés), luego de más de un año de que el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, presentara la propuesta por primera vez ante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en la ciudad de Bali, Indonesia. A decir de diversos funcionarios entrevistados al respecto, el nuevo banco servirá como plataforma para financiar los proyectos más importantes de la región asiática en materia de telecomunicaciones, energía y medios de transporte.

Los principios rectores del AIIB serán “justicia, equidad y apertura”, en clara alusión al dominio aplastante de Washington en la gobernanza de la Arquitectura Financiera Internacional. Después de siete décadas de haberse llevado a cabo la Conferencia de Bretton Woods, el rol de Estados Unidos como gendarme del capitalismo global permanece incólume a pesar de su estancamiento económico y alto nivel de endeudamiento tanto público como privado. “Se podría pensar en esto como un partido de baloncesto en el que Estados Unidos quiere establecer la duración del juego, el tamaño de la cancha, la altura de la canasta y todo lo demás para adaptarse a sí mismo”, sentenció Wei Jianguo, ex ministro de Comercio de China.

Ante la desaceleración del crecimiento de la economía china a tasas inferiores de 8 por ciento y la creciente debilidad de la demanda externa, el financiamiento de proyectos de infraestructura a través del AIIB, dotaría a la integración asiática de un empuje sin precedentes y China gozaría de un acceso privilegiado a recursos naturales estratégicos y mercados de consumidores potenciales. China es hoy el primer socio comercial de la mayor parte de los países de la zona, entre ellos, India, Pakistán y Bangladesh, y el segundo de Sri Lanka y Nepal. En 2012, el comercio entre China y los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) alcanzó un récord de 400 mil millones de dólares. Indudablemente, antes de que Beijing aspire a conquistar la hegemonía económica mundial, será necesario que consolide primero su liderazgo en el plano regional. Y no sólo en materia económica, sino a través de un mayor equilibrio geopolítico entre los países asiáticos a fin de mantener a raya la “doctrina del pivote” impulsada por el Pentágono y el Departamento de Estado.

 

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