Lejos de que la crisis que padece Europa en la actualidad se encuentre en la política económica de la periferia europea, en realidad, es en el marco institucional donde se encuentra la génesis de la crisis de la Zona Euro.
De acuerdo con la teoría de Robert Mundell, una zona monetaria óptima (zmo) presenta tanto ventajas como desventajas. Dentro de las primeras encontramos una reducción en los costos de transacción, mientras que en las segundas están las dificultades para realizar los ajustes.
Los requisitos para la conformación de una zmo, debieran ser: 1) libre movilidad laboral, 2) libre movilidad de capitales, 3) que los países integrantes presenten ciclos económicos similares y 4) un sistema eficiente de transferencias fiscales.
Sin embargo, en la construcción del proyecto de integración europeo es evidente la ruptura del vínculo entre el poder soberano, la creación monetaria y la política fiscal.
De acuerdo con el dogma neoliberal, el mercado es un mecanismo auto-regulado, el dinero es un invento de los agentes económicos y debe evitarse en la medida de lo posible que la política termina por contaminar las decisiones de carácter técnico.
Finalmente, según los neoliberales la fiscalidad no desempeña una función importante debido a que sus efectos se cancelan por las expectativas de los agentes. En estas falsas ideas se encuentran las contradicciones de la arquitectura de integración europea.
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