El Banco Mundial estima que en todo el mundo 200 millones de personas, entre las cuales hay un número desproporcionado de jóvenes, están desempleadas y buscan trabajo activamente. Un número estimado de 620 millones de jóvenes, en su mayoría mujeres, ni trabajan ni buscan trabajo.
Tan solo para mantener constantes las tasas de empleo habrá que crear alrededor de 600 millones de puestos de trabajo en un período de 15 años. Sin embargo, en muchos países en desarrollo, las tasas de desempleo pueden ser bajas. Las redes de protección social son modestas en el mejor de los casos, y tan solo una minoría de los trabajadores son asalariados. En todo el mundo, hay más de 3000 millones de trabajadores, pero casi la mitad de ellos son agricultores o trabajadores por cuenta propia. La mayor parte de los pobres trabaja largas horas pero aun así no gana lo suficiente para vivir.
El empleo, aún el informal puede ser tranformador en tres dimensiones:
El sector privado origina casi el 90% de los empleos del mundo. Esto no significa que los empleos del sector público no tengan importancia, se trate de maestros que enseñan conocimientos especializados, agentes de extensión agrícola que mejoran los
rendimientos agrícolas, o planificadores urbanos que diseñan ciudades funcionales. Pero los países que dependieron sistemáticamente del empleo del sector público en general han encarado graves dificultades, desde colas de jóvenes instruidos para conseguir empleo hasta falta de dinamismo en las empresas de propiedad estatal.