Los presidentes de Brasil, Michel Temer, y Argentina, Mauricio Macri, destacaron ayer la proximidad ideológica de sus Gobiernos -de centro derecha, y a favor del libre comercio- en la visita de Estado del argentino a Brasilia. Ambos defendieron buscar nuevos acuerdos del Mercosur (alianza comercial que incluye a Uruguay y Paraguay) en especial con la Alianza del Pacífico, de la que forma parte México. Macri llegó a señalar que “ante las dudas que plantea el mundo”, 2017 debe ser el año en que “se dé un impulso histórico al Mercosur”.
Otro punto de encuentro, en la que fue su tercera reunión en seis meses, fue su “preocupación con la situación política, social y humanitaria de Venezuela”, que vive la mayor crisis económica de la región y que, actualmente, está suspendida del Mercosur.
Las convergencias expuestas por Macri y Temer tienen también un objetivo táctico: evitaron hablar de sus propias medidas proteccionistas, como la renegociación del acuerdo bilateral sobre las ventas de automóviles y las peticiones brasileñas para entrar en el mercado de azúcar del país vecino.
Macri defendió que fortalecer internamente el Mercosur, grupo presidido esta temporada por Argentina, es necesario para fortalecer los intercambios comerciales internos, pero también para alcanzar más acuerdos externos. “Debemos comenzar por la Alianza del Pacífico, pero también con México, que, con este cambio de escenario, ahora debe mirar para el sur con mayor decisión”, dijo Macri en referencia a las dificultades que enfrenta el Gobierno mexicano con el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Entre ellas, la construcción de un muro en la frontera de ambos países y la posibilidad de una subida de impuestos a los productos mexicanos exportados a EE UU.
El gesto al Gobierno de Enrique Peña Nieto se produce después de que Brasil y Argentina hubiesen recibido críticas por no haber condenado con más contundencia la política de Trump. Ambos han tratado de desmarcarse de la retórica combativa con EE UU de sus antecesores, al tiempo que intentan tender puentes con el errático nuevo inquilino de la Casa Blanca. La intención de aproximarse a la Alianza del Pacífico, el bloque más abierto al comercio e integrado por México, Perú, Chile y Colombia, viene de hace tiempo, pero se fortalece con las nuevas políticas de Macri y Temer. Lo mismo sucede con el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que dura ya 15 años y cuyo impulso fue defendido por Temer.
Las loas a la apertura comercial, en todo caso, chocan con contradicciones internas cuando se trata del propio Mercosur. Algunos de los problemas crónicos de la alianza no se han solucionado, como la renegociación del acuerdo sobre el automóvil. El libre comercio de vehículos entre ambos países ya debería estar en vigor, pero el fuerte déficit comercial argentino continúa aplazando la discusión. Los nuevos responsables económicos en Buenos Aires insisten en que se dejarán llevar solo por el superávit comercial que Brasil mantiene con Argentina, de 4.330 millones de dólares (4.050 millones de euros) en 2016.
A los dos mandatarios les une su afán de aplicar reformas económicas que pongan fin a las políticas aplicadas durante los largos años de Gobiernos peronistas en Argentina y del izquierdista Partido de los Trabajadores en Brasil. Y tanto Temer como Macri subrayaron ayer que coinciden en sus recetas para hacer frente a la crisis económica en la región. “Tenemos modos semejantes de enfrentar esos desafíos: reformas ambiciosas”, dijo Temer refiriéndose a proyectos de su Gobierno, como el establecimiento de un techo de gasto público y la reforma de las pensiones. El Ejecutivo argentino afronta también una agenda de fuerte ajuste económico.
Entre los acuerdos alcanzados, los dos presidentes firmaron una carta conjunta al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, en la que solicitan la asistencia del organismo para diseñar una agencia que armonice las normas técnicas, sanitarias y fitosanitarias de ambos países. La entidad, según los mandatarios, permitiría aumentar los flujos comerciales, ya que reduciría barreras para importaciones y exportaciones. “Eso significaría un marco que fortalecerá no solo el comercio, sino también el desarrollo de la producción de nuestros países”, dijo Macri.