Como si se tratase de un juego cualquiera, los máximos dirigentes hacen con la democracia lo que les pega en gana, teniendo como telón de fondo a los grandes acreedores. Por todos lados saltan las propuestas de que la política se dirija hacia la austeridad impuesta por los tecnócratas del Washington mientras que el pueblo no puedo más que quedarse a contemplar. Tan sólo en España, con el nuevo presidente llegado al poder, no ha tardado en sentarse con los grandes bancos acreedores de la deuda española a confeccionar la nueva política a aplicar. Así, junto con España, Italia, Grecia (y parece que en general, toda Europa), la ideología capitalista ávida de beneficios refuerza su dominio.