Con toda la incertidumbre económica mundial, sólo pocos países han podido combatir la adversidad y han conseguido ver algo de luz en medio de toda la penumbra mundial. Tal es el caso de América Latina, que ha presentado tasas de crecimiento favorables y sostenidas, lo cual lanza inmejorables perspectivas para la zona, sin embargo, como Nicolás Eyzaguirre advierte aun no es momento de sentirse cómodos, puesto que aun sigue habiendo ciertos riesgos.
Este crecimiento económico sostenido se debe en parte es gracias de China, y en general de la zona asiática, puesto que el buen crecimiento de estos países ha respaldado la demanda de los principales productos básicos que exporta América Latina. Por otro lado, otro factor muy importante ha sido que que las grandes economías han tomado algunas medidas de política importantes para respaldar el crecimiento y la estabilidad mundiales, como lo son tasas de interés a niveles ultrabajos y un decidido apuntalamiento de la demanda y el empleo.
En contra, el gran lastre para la zona son las incertidumbres mundiales. Entre las distintas medidas que toma Europa para resolver la crisis, la más o menos estable política fiscal estadounidense y las tensiones geopolíticas a nivel mundial; la fragilidad de los mercados financieros sigue siendo latente, sobre todo considerando que América Latina depende de los precios de las materias primas y la alta liquidez internacional.
Pero aunque este no es momento para preocuparse demasiado ni para poner en marcha políticas de estímulo prematuras, tampoco es momento para un optimismo excesivo ni para la autocomplacencia.