Los BRICS en un SMI reformado. Posibilidad de internacionalizar el reminbi

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A partir de los años ochenta, la desregulación del sistema financiero internacional y la liberalización de la cuenta de capital provocaron una rápida expansión de los flujos de capital internacional. A tal punto, que dominan hoy las transacciones internacionales en los países avanzados y de manera creciente, en los emergentes. Las fuertes entradas de capital provocan inestabilidad macroeconómica, apreciación de los tipos de cambio y elevación en el precio de los activos financieros.

A raíz de la crisis financiera, se dieron cambios geopolíticos y geoeconómicos a nivel mundial, la ecuación de poder parece ser a favor de los países emergentes. En 2010, los países emergentes crecieron 7.3%, más del doble que los países avanzados. No obstante, la gran mayoría de los países emergentes no forma parte de la toma de decisiones de alcance global. Así, el papel limitado de las monedas de los países emergentes contraste con la creciente importancia de éstos en el PIB mundial, el comercio internacional y en los flujos financieros globales.

Entre los países emergentes destacan los llamados BRICS, que en 2011 representaban casi 26% del PIB mundial, 40% de la población global, responsables del 56% del crecimiento mundial y cuentan con 17% de las exportaciones mundiales. Entre 2000 y 2010, las entradas totales de IED a ellos aumentaron tres veces y las salidas 20 veces; la cima se alcanzó en 2008, cuando el grupo alcanzó 15% de las entradas globales de IED y 8% de las salidas.

En 2011, insistieron en modernizar el SMI, haciéndolo menos dependiente del dólar. Los BRICS podrían crear un referente alternativo que se usara junto con el dólar y el euro. Sería una moneda intangible integrada por cantidades establecidas de las monedas de los cinco países; sería sólo una unidad de cuenta en las transacciones entre ellos, pero los protegería de turbulencias monetarias.