El nuevo informe científico encargado por el Banco Mundial y dado a conocer hoy (19 de junio), analiza los riesgos para la vida y los medios de subsistencia de estas tres regiones altamente vulnerables; África al sur del Sahara, Asia meridional y Asia sudoriental. Turn Down the Heat: Climate Extremes, Regional Impacts, and the Case for Resilience (Bajemos la temperatura: Fenómenos climáticos extremos, impactos regionales y posibilidades de adaptación) amplía el debate sobre el clima, basándose en un informe del Banco Mundial de 2012, que concluyó a partir de una perspectiva mundial que, sin una clara estrategia e iniciativas de mitigación, se ha incrementado la posibilidad de que en el presente siglo el planeta sea 4°C más cálido en comparación con la era preindustrial.
De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, se cree que la temperatura del planeta aumente hasta 2°C antes de 2040, lo que provocaría penurias alimentarias, inundaciones, temperaturas extremas que podrían afectar cultivos importantes, amenazar la seguridad alimentaria y los recursos hídricos.
Las comunidades más afectadas resultan ser las que se asientan a las orillas de los ríos debido a la expansión de las ciudades costeras, por ello sus habitantes más pobres se ven empujados hacia el borde de las tierras habitables que vienen siendo zonas de mayor peligro de ser afectadas por el Cambio Climático. Estos asentamientos son informales al contar con deficiente drenaje, servicios públicos y sin protección ante catástrofes naturales. Estas ciudades vulnerables corresponden principalmente a los continentes de África al sur del Sahara y Asia meridional y sudoriental.
El índice de personas que sufren malnutrición podría alcanzar a largo plazo el 90% en algunos países africanos, y en el resto de la población mundial podría aumentar de 25% a 90%.
Actualmente el mundo tiene 0,8°C más que en la era preindustrial, el calentamiento del clima podría amenaza en forma fundamental el desarrollo económico y la lucha contra la pobreza ya que conllevaría una cascada de cataclismos, entre ellos olas de calor extremas, una caída de los stocks de alimentos y aumento del nivel del mar que afectarían a millones de personas.
En respuesta, el Banco Mundial está desarrollando un plan de acción sobre la gestión del clima, respaldado por los informes "Bajemos la temperatura", con el fin de orientar sus futuras acciones y financiamiento con una perspectiva que considere el clima. Entre otras iniciativas, el Banco:
Ayudará a los países a desarrollar planes estratégicos y de inversión que integren los riesgos y oportunidades del cambio climático.
Proporcionará las herramientas que necesitan los países y las ciudades para evaluar y adaptarse mejor al cambio climático, incluyendo el seguimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero, las evaluaciones del uso de la energía y la eficiencia y las evaluaciones de la capacidad de adaptación.
Creará mejores prácticas y normas a través de sus proyectos para la adaptación de la infraestructura, no solo hoy, sino en las décadas futuras.
Usará su poder de convocatoria, movilización de recursos financieros y fondos orientados al clima para aumentar el respaldo a la energía limpia, el desarrollo con bajo nivel de emisiones de carbono y la resiliencia al cambio climático.
Con el fin de ayudar a los países a adaptarse, el Banco dará prioridad a las zonas más vulnerables, gestionará la disponibilidad hídrica y la escasez y exceso de agua, e incrementará sus esfuerzos para cumplir con la creciente demanda de alimentos. También, trabajará con los mayores emisores del mundo para reducir el impacto de las emisiones de carbono y los contaminantes atmosféricos de corta duración. Los especialistas del Banco están estudiando maneras de ayudar a los Gobiernos para terminar con los subsidios a los combustibles fósiles al tiempo que se protege a los pobres, conectar a los mercados mundiales de carbono y avanzar en la agricultura y las ciudades climáticamente inteligentes y resilientes.