Desde el 23 de junio de 2016, a través de un referéndum con menos del 2% de diferencia, la población del Reino Unido (GB) decidió que saldría de la Unión Europea (UE). Después de más de cuatro años de negociaciones, dos Primeros Ministros, tres planes de salida y repetidas prórrogas, el 1° de enero de 2021 terminó el periodo de transición del Brexit. La salida de GB de la Unión Europa implica cambios en la estructura de la economía mundial. A la luz de sus primeros meses, presentaremos cuáles son las condiciones económicas de GB frente al mercado internacional, en qué posición queda frente a la Unión Europea y qué implicaciones ha comenzado a tener en la economía mundial.
En términos formales, GB dejó de ser miembro desde el 1° de febrero de 2020. Desde entonces, el Brexit entró en un periodo de transición, sobre el cual GB continuó bajo las normas de la UE, pero perdió voz y voto. Se acordó un plazo hasta el 31 de diciembre de 2020 para resolver las últimas medidas de la salida. A partir del 1° de enero de 2021, en plena crisis sanitaria del COVID-19, GB dejó también de regirse por las leyes de la UE. Al cierre del 2020, su producto interno bruto (PIB) fue, de acuerdo con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la quinta economía más grande (la novena si se considera la paridad del poder adquisitivo de la libra). Fue, en cambio, uno de los más afectados por la crisis inducida por la COVID19, con una contracción de -10% de su PIB, la mayor entre los países del G7.
Las negociaciones del Brexit consiguieron de último momento, una semana antes de su aplicación, un acuerdo de libre comercio en mercancías. Para GB fue muy importante, pues su mercado externo concentra el 54% de sus exportaciones en países europeos, 24% en asiáticos y 15% en Estados Unidos. Una proporción similar se presenta en los orígenes de sus importaciones: 62% proviene de Europa; 20% Asia; y 12% Estados Unidos. Con América Latina tiene una participación de 1.73% de sus exportaciones y 1.41% de sus importaciones. El acuerdo determinó, sin embargo, que se mantendrá el libre comercio bajo ciertas condiciones. Se definió un contenido de origen de mínimo 50% para estar libre de arancel, lo cual condiciona las opciones de diversificación de su mercado. Por otra parte, su salida de la UE implicó la reinstalación de aduanas que, aunque aún no operan con listados de aranceles, funcionan como puntos de revisión del contenido del comercio exterior entre las dos partes, lo que ha vuelto más lento el tráfico de mercancías.
Durante las negociaciones del Brexit, de manera paralela firmó 59 acuerdos comerciales con países no europeos, entre los que destaca el acuerdo GB-Japón. En América Latina también reafirmó los socios que tenía vía la UE. (ver cuadro). Un elemento fundamental en el acuerdo de libre comercio del Brexit es que no incorporó los servicios financieros. Se sabe que la actividad financiera de GB, concentrada sobre todo en la City de Londres, representa más del 6.9% del PIB; y si se considera a la banca británica colocada en las Islas del Caribe, la proporción es incluso mayor. Londres ha sido el mercado financiero más grande del mundo desde el siglo XVI.
Desde que se votó por el Brexit, más de 300 firmas han comenzado a situarse fuera de GB, especialmente en Europa. Los principales destinos han sido Dublín, para los mercados de activos financieros; Frankfurt y París, para el sistema bancario; y Ámsterdam, para las operaciones cambiarias. Con todo esto, GB podrá verse muy afectada. Sin embargo, esta transformación en el sistema financiero no sólo redefine las posiciones intra-europeos; incluso más importante, contribuye al desplazamiento financiero hacia los mercados asiáticos.
De acuerdo al Índice Global de Centros Financieros (GFCI), que mide la competitividad de los mercados financieros a partir del entorno empresarial, el desarrollo del sector financiero, la infraestructura de mercado, el capital humano y otros factores generales, la centralidad de los mercados asiáticos es cada vez mayor. Para 2016, el mercado financiero más importante todavía era Londres, seguido por Nueva York y con mucha diferencia Singapur y Hong Kong. A finales de 2020, ya bajo el Brexit, la City de Londres ha pasado al segundo lugar, Nueva York lidera y la brecha con los mercados financieros asiáticos se ha acotado.
En sus primeros meses, las consecuencias del Brexit han comenzado a sentirse tanto interna como externamente. Es evidente que, aunque ya se consumó su salida, las negociaciones entre GB y la UE tendrán que continuar por mucho tiempo. Crecientes son los problemas políticos internos, las tensiones en las fronteras de Irlanda, la posición europeísta de Escocia, las dificultades de la movilidad entre UE y la isla.
El proyecto de reindustrialización e independencia económica británica de Europa, vía Brexit, ha encontrado significativos límites en la altísima financiarización de su economía, la profunda dependencia comercial y la falta de competitividad productiva. GB y la UE enfrentan, en común, un largo periodo de bajo crecimiento y pérdida de liderazgo, el resultado de las subsecuentes negociaciones entre ambos será fundamental para definir el nuevo papel de Europa en la economía mundial.