Según la postura del Fondo Monetario Internacional (FMI), el contexto económico internacional aún cuando sigue siendo débil se está estabilizando conforme los últimos indicadores económicos de Estados Unidos y las políticas estimuladas Europa, sin embargo el peligro latente de tensión financiera a corto plazo en la zona euro podría acelerar el proceso de apalancamiento bancario, perturbando los mercados internacionales en un contexto de conflicto en Medio Oriente que podría aumentar el precio del petróleo e incertidumbre en las expectativas de crecimiento chinas que impactarían en el precio de los commodities.
Pese a los buenos augurios del FMI, el panorama de desaceleración y estancamiento económico para las naciones desarrolladas en la próxima década no ha cambiado. En contra tendencia, regiones emergentes como la latinoamericana se han beneficiado del contexto, aunque volátil, de alza de los precios de las materias primas, complicado de revertirse en los próximos años debido al lento crecimiento y alto desempleo de las economías maduras, lo que estimula el financiamiento abundante y barato para los distintos mercados del mundo.
El crecimiento en la mayor parte de la región sigue siendo sólido aunque disminuirá ligeramente en 2012 a causa políticas más restrictivas que se aplicaron después del repunte posterior a la crisis y del efecto de la incertidumbre mundial, ante este contexto es necesario que América Latina fortalezca las exportaciones de otros productos básicos para evitar situaciones de sobrecalentamiento y/o el debilitamiento de la balanza de los pagos.
Proceso aparte experimentarán los países de América Central y el Caribe debido al fuerte vínculo que mantienen con las economías avanzadas siendo necesario que redoblen esfuerzos para consolidar sus posiciones fiscales, debido a que sus niveles de la deuda respecto al Producto Interno Bruto han superiores a los niveles previos a la crisis.
El ensayo elaborado en abril de 2012 por el World Economic and Financial Surveys del FMI, centrará su mirada en tres procesos: los shocks financieros mundiales, los efectos secundarios de las mayores economías de la región, y el crédito y la dinámica de la vivienda.
Los conclusiones principales muestran que las posiciones externas sostenibles y la flexibilidad del tipo de cambio son la clave para los mercados emergentes para disminuir los efectos adversos de los shocks financieros mundiales sobre la actividad económica; segundo, el impacto económico de Brasil, como líder económico de la región, es significativo solo para algunas economías de América Latina y por último, el rápido crecimiento de los créditos hipotecarios no parece plantear riesgos inminentes para la estabilidad de la región.