Mientras los ojos de toda la zona euro se ciernen sobre la crisis de la deuda española, las grandes instituciones financieras siguen especulando en busca de mayores beneficios. El grave problema que conlleva esto, más allá de lo moral, es que la población paga las terribles consecuencias de la irresponsabilidad de los banqueros con empobrecimiento y una notable disminución en los presupuestos a servicios básicos, lo cual sólo incrementan aun más la desigualdad social. Ante estas medidas de austeridad, el Estado está careciendo de transparencia e incrementando de manera muy dudosa la deuda soberana al grado de poner en riesgo la salud económica del país: es claro, puesto que los constantes déficits sólo han privilegiado a las clases más acodadas de manera desmesurada. Así,parece totalmente injusto ahorrar sobre los servicios públicos como educación y sanidad para rembolsar una deuda que sólo ha aliviado a las clases más privilegiadas.