El presente artículo analiza desde una perspectiva crítica, el papel e importancia que tuvieron las agencias calificadoras en la crisis de 2007-2008. De igual manera relata con base en una gran evidencia de casos gestados durante la crisis, la responsabilidad las empresas calificadoras.
Diversas hipótesis surgieron acerca del origen de la crisis, todas ellas tratando de encontrar a un culpable, señalando a banqueros, la mala regulación y la codicia de los especulados. Pero muy pocas hipótesis analizan el papel de las agencias calificadoras.
¿Acaso ningún fraude se pudo haber evitado si empresas calificadoras como Moody y Standard & Poors hubieran hecho bien su papel?
Un sinfín de evidencia proveniente de las demandas a las principales empresas calificadoras (Moody y Standard & Poors) ha mostrado la poca ética con la que operan estas agencias, que lejos de operar de una forma correcta, señalando los focos de peligro latentes en la economía. Estas agencias se han convertido en una mera mafia dispuestas a lucrar y otorgar una buena calificación a cambio de obtener una buena cantidad de dinero.
La crisis financiera nos ha demostrado que el grado AAA, máxima calificación que implica que el país o empresa tienen una capacidad extremadamente fuerte para cumplir con sus obligaciones, ha dejado de ser una calificación que se tenía que ganar y se ha convertido en algo por lo que se puede pagar.
La Comisión Investigadora de la Crisis Financiera, publicó un estudio de caso en el año 2011, sobre la agencia calificadora Moody, acerca de cómo entre los años de 2000 y 2007, esta otorgo casi 45.000 títulos respaldados por hipotecas con calificación AAA. En tan solo un año Moody repartido calificaciones AAA a 30 valores respaldados por hipotecas todos los días, el 83 por ciento de los cuales fueron finalmente rebajados. En su análisis la comisión concluye que la crisis no habría sido posible sin la participación de las agencias calificadoras.
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