La actualización de octubre de las Perspectivas de la economía mundial del FMI apunta a la baja: el crecimiento económico para 2013 será de 1.5% para las economías avanzadas y de 5.6% para las economías emergentes - anteriormente se estima en 2 y 6% respectivamente. Persiste la incertidumbre en los mercados financieros internacionales por la crisis de la Zona Euro, mientras las economías emergentes empiezan a enviar señales de desaceleración, situación que no hace sino dificultar aún más la recuperación económica mundial.
De acuerdo con el reporte, las principales fuerzas que empujan hacia abajo el crecimiento son: a) la consolidación fiscal y un sistema financiero aún débil, b) el la debilidad persistente del sistema bancario, c) las condiciones de crédito muy restrictivas y d) un sentimiento general de incertidumbre. En sentido inverso, se estima que la principal fuerza que podría empujar de nuevo el crecimiento es una política monetaria laxa e incidir en los altos niveles de desocupación.
El principal foco de la crisis está en la Zona Euro: el declive de la actividad económica en los países de la periferia europea ha acentuado la recesión del Viejo Continente e impacta al resto mundo por medio de la disminución de los flujos del comercio internacional y el debilitamiento del envío de remesas.
Asimismo, se sugiere que el cambio de panorama económico dependerá de dos factores: 1) la resolución de la crisis en la Zona Euro junto con los avances de la articulación de una unión bancaria e integración fiscal y 2) sacar a flote las negociaciones en el Congreso de Estados Unidos respecto al tema del tope de la deuda y el aumento de impuestos - y recorte del gasto - para el inicio del año entrante - el denominado "precipicio fiscal".
En el corto plazo, la política económica debiera estar enfocada a descartar escenarios de riesgos extremos así como la adopción de planes concretos para reducir el nivel de deuda pública. Para el mediano plazo, se espera la aplicación de políticas monetarias acomodaticias, una política fiscal prudente - y realista - así como la implementación de reformas estructurales que permitan aumentar los niveles de competitividad a nivel internacional y consolidar el proceso de recuperación.
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