Planteó el paradigma de la "inestabilidad financiera", que postula la existencia de tres fases de relaciones ingresos-financiamiento a lo largo del ciclo económico. La primera se da luego de una recesión; es el más sano y seguro por el hecho que las familias y las corporaciones se endeudan conservadoramente y sirven tranquilamente sus deudas con flujos de caja (‘hedge finance'). En una segunda etapa, cuando la economía y las ganancias comienzan a crecer a elevados ritmos y comienza la bonanza, se generaliza el optimismo; los deudores sobrevalúan su potencial de pago, con lo que solo pueden cubrir los intereses adeudados, pero no el capital (‘speculative finance'). A pesar de ello, los bancos siguen refinanciando las deudas, dado el ambiente de euforia y las presiones competitivas que enfrentan, lo que desemboca en la fase de la ‘Ponzi finance', en la que los deudores ya no pueden cumplir, ni con los intereses, ni con el capital. Se cierra el ciclo con el "momento Minsky" porque se hace imposible el refinanciamiento, comienzan la morosidad de las familias y las quiebras de las corporaciones. Si el endeudamiento ha llegado a grandes proporciones, el pánico puede materializarse en una crisis como la que ocurrió en EEUU en los 1930s. ¿Será éste el proceso que estamos experimentando en estos momentos? No solo explotó la ‘burbuja hipotecaria', sino que también acabó con la banca de inversión y se desinfló la relación precio/ganancias (ver gráfico adjunto).
Desde agosto del año pasado hemos visto las nefastas consecuencias del derrumbe, pero hace dos semanas se ha agravado aún más el descalabro: la gente extrae ahorros de los bancos para guardarlos bajo el colchón, el casino se desarma como castillo de naipes. EEUU acaba de caer en la clásica ‘trampa de la liquidez' keynesiana, razón por la cual no habrá política monetaria que funcione y será necesario atacar la crisis por el lado fiscal. El nerviosismo parece general, a tal grado que el arzobispo de Canterbury nos recomienda volver a leer Das Kapital (se entiende: la parte referida al ‘capital ficticio' del tercer tomo). Pero más significativo resulta que los templos de las inmediaciones de Wall Street, antes frecuentados solo por turistas, se repleten de elegantes agentes financieros. Desafortunadamente la divinidad se negó a intervenir, porque ayer las Bolsas volvieron a caer estrepitosamente, incluso antes que la Cámara de Representantes rechazara el Plan de Paulson. Con lo que la onda tectónica se profundizará y contagiará aún más contundentemente al resto del mundo y golpeará al Perú con fuerza, a más tardar, desde inicios del próximo año. Esperamos equivocarnos.
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