Del 22 al 24 de agosto de 2023 tuvo lugar, en Johannesburgo, Sudáfrica, la XV Cumbre de los BRICS. La cumbre debe ser analizada a la luz del declive relativo de Estados Unidos y de sus aliados del Atlántico, ante el ascenso de una nueva hegemonía en el Asia: China. Esta coyuntura internacional, en donde vemos el auge y caída de grandes potencias, tiene implicaciones geopolíticas profundas que se caracterizarán a continuación.
El BRICS es un mecanismo de diálogo político y concreción económica fundado en 2008 por Brasil, Rusia, India y China derivado de la crisis financiera estadounidense. A principios de siglo XXI, estas economías presentaban un alto grado de dinamismo, con altas tasas de crecimiento de su PIB y eran destino de gran parte de la inversión extranjera directa por su alto potencial. En 2013 se unió Sudáfrica, que era en su momento la mayor economía en el continente africano. De esta forma se conformó una representación de los principales actores de las regiones del sur global, a saber, Asia, África y América Latina.
La asociación llegó a conformarse como un movimiento alternativo al G7 (Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Japón e Italia) al que aspiraban ingresar otras naciones con altos índices de crecimiento económico pero que buscaban desmarcarse de las políticas económicas dictadas desde Washington. Acorde al FMI, el G7, tiene el 29.92% del PIB mundial en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), sobrepasados por este nuevo conjunto de países que concentran el 32.1% del PIB mundial en PPA.
El G7 registró en 2023 un incremento promedio de su PIB en un 1.5%. Mientras que el grupo del sur global lo hizo, en el mismo periodo, en un promedio del 3%, que es la tasa de crecimiento mundial. China y la India lideran al interior ya que son las economías que más crecen en el mundo y durante la pandemia mantuvieron excepcionalmente números positivos. Es la mayor asociación de economías del planeta. El bloque representa al 40% de la población mundial, con 3.2 billones de habitantes, mientras que el G7 ronda solamente el 10% con 772 millones de habitantes.
En la pasada cumbre de Johannesburgo se acordó ampliar la membresía para incluir ahora a Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos; adoptando el nombre de BRICS+. La incorporación de estos 6 será formalizada a partir del 1 de enero de 2024, si bien, las implicaciones geopolíticas de dicha ampliación empezaron a gestarse desde que se decidió por la admisión que llevaban ya tiempo en espera de poder ingresar. El conflicto palestino-israelí, por ejemplo, pondrá a prueba su capacidad de articulación política.
La agenda que se discutió el pasado mes de agosto en el país austral incluyó: la seguridad energética desde un paradigma tradicional, es decir garantizar el suministro de hidrocarburos entre los miembros; impulsar la lucha contra el cambio climático a través de la inversión en tecnologías bajas en carbono; y, el comercio interbloque en moneda nacional, con el objetivo de reducir los costos de transacción. De los 6 países que se integran, 3 son “Petro estados”, es decir, la mayor parte de su economía proviene del petróleo. Otros 2 se localizan en la parte noreste del África, una zona de vital importancia geoestratégica para las potencias occidentales. Argentina es el único país Latinoamericano que se suma y esto responde al importante comercio que sostiene con Brasil.
Egipto, que contiene estratégicamente el canal de Suez, es un actor clave en el control del comercio marítimo mundial. Su participación en el BRICS ampliado refuerza la influencia del grupo en las rutas comerciales globales y podría tener un impacto significativo en las decisiones sobre política comercial y seguridad marítima a nivel internacional. Etiopía destaca por sus importantes sumas de IED que recibe hacia las grandes obras de infraestructura en energías verdes.
China sigue desempeñando el papel de líder en la reconfiguración geopolítica y el Sur Global. La iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda y el enfoque del trinomio del multilateralismo chino (militar/seguridad, económico/comercial y político) consolidan la influencia del país asiático en la toma de decisiones a nivel global. Además, la cooperación en energía, especialmente en la exploración y transporte de hidrocarburos, establece un terreno fértil para relaciones bilaterales y multilaterales más profundas entre sus miembros.
En conclusión, la expansión no solo implica una mayor diversidad geográfica y económica, sino también un cambio significativo en las dinámicas geopolíticas. El BRICS+ es un actor que ha dado lugar a un nuevo escenario donde se moldea el futuro de las relaciones internacionales y la política mundial. Dentro de la ampliación del bloque, la estabilidad en el Medio Oriente parece ser una prioridad, por lo que la capacidad de respuesta ante el conflicto palestino-israelí puede fungir como una excelente oportunidad para que el grupo muestre su poder de negociación y articulación política, liderada indudablemente por China.