Durante los últimos casi 40 años, China ha experimentado un crecimiento promedio anual del PIB real de cerca de diez por ciento, gran parte de ella impulsada por la inversión y la acumulación de capital. Para 2014, la formación bruta de capital había alcanzado el 46 por ciento de los gastos agregados.
Este estudio documenta el papel de la inversión en impulsar el crecimiento económico en China, cuestiona cuánto tiempo más puede sostener China una tasa de inversión relativamente alta, y examina los argumentos que se han ofrecido para una inminente reducción drástica de la inversión.
También observa que la inversión en China sigue siendo de amplio alcance en todos los sectores económicos, con escasa especialización; el tamaño de la economía China puede permitir un desarrollo integral continuo en todos los sectores económicos. Al mismo tiempo, el tamaño relativo de la inversión extranjera en China se ha vuelto insignificante y la historia del crecimiento de China se ha convertido así en una de ámbito doméstico.