Se prevé que el producto regional de América Latina y el Caribe se contraiga 0,6% este año y repunte a 1,6% en 2017, a medida que la demanda mundial se recupere al igual que el precio de las materias primas y se disipe la incertidumbre en torno a las políticas internas.
La flexibilidad cambiaria ha reportado marcados beneficios a la región y en muchos de los casos la necesidad de una política monetaria contractiva se ha disipado, dado que la inflación y las expectativas inflacionarias están retornando a sus niveles meta.
Por otro lado, con riesgos aun apuntando a la baja, los países deberían aprovechar el entorno financiero mundial favorable para reforzar sus defensas fiscales, pero preservando los gastos de capital y las erogaciones sociales de importancia crítica.