Los ajustes no sólo no funcionan sino que provocan el efecto contrario. Después de que generó desempleo y sufrimientos innecesarios a millones de personas, el FMI reconoce ahora que la política económica impuesta por Berlín, Bruselas y el propio FMI al sur de Europa es un fracaso. Un informe del organismo internacional con sede en Washington, firmado por su economista jefe, Olivier Blanchard, admite definitivamente una idea que habían adelantado tímidamente en su informe de octubre de 2012: los ajustes tienen un impacto mucho mayor de lo previsto en el desempleo, la inversión y el consumo. A pesar de que el informe tiene la firma del economista jefe y de que es alojado y publicado en su página web, el FMI publica una paradójica aclaración: no representa las opiniones del organismo. Basándose en estudios comparativos y modelos matemáticos, Blanchard y el también economista del organismo Daniel Leigh aseguran que la austeridad prescrita en países como Grecia, Portugal o España, es un error. Titulado "Errores en las previsiones de crecimiento y multiplicadores fiscales", su informe demuestra que la estimación de 0,5 euros de contracción por cada euro de ajuste era demasiado optimista. Según ellos, el efecto de los ajustes es tres veces mayor, y la economía se estaría achicando 1,5 euros por cada euro de ajuste.