En el año 2003 se presentó la propuesta de unión monetaria sudamericana como una idea para defender la dinámica de integración del MERCOSUR esencialmente creando una moneda única con un banco central único y las políticas monetaria y cambiaria unificadas para los países miembros. El ejercicio de diseño de la unidad monetaria asiática a partir del año 2000 permite abrir una segunda aproximación a la misma idea a partir de la creación de una unidad monetaria sudamericana, es decir que incluye a los países del MERCOSUR más los países de la CAN inscritos dentro del UNASUR. La unidad monetaria se construye sobre la base del ECU y se ancla el tipo de cambio al final de la serie para darle mayor estabilidad. El argumento para introducir esta unidad de cuentas es la dinámica del comercio intraregional y la volatilidad de la divisa norteamericana. La utilidad del instrumento es permitir el diseño de un mercado de bonos sudamericano, y posibilitar la creación de mercados cambiarios entre los constituyentes de la canasta sin pasar por la intermediación de una tercera moneda, reduciendo así los costos de transacción