Si 2008 fue un año de pánico para todos los sectores financieros a
nivel global, en 2009 la incertidumbre fue intermitente y no logró mitigarse al
nivel requerido para restablecer la confianza de los inversionistas pues,
aunque no pocos analistas y organismos internacionales consideraron superada la
crisis, para otro grupo importante de expertos la recuperación es un mero
espejismo.
Sin embargo, los hechos son concluyentes en relación a la
persistencia de importantes problemas que afectan el desempeño de las economías
en la gran mayoría del mundo industrializado, considerado el epicentro de la
crisis económica y financiera.
Ante esa realidad y teniendo en cuenta que muchos de las factores estructurales que originaron la crisis están vigentes, es lógico que se mantengan activadas las señales de alerta y que la inseguridad continúe siendo un rasgo dominante del panorama monetario y financiero internacional.