Las autoridades anuncian un plan que permitirá a las empresas foráneas controlar la mayoría del capital de las entidades financieras chinas
Pekín 10 NOV 2017 - 11:14 CET
China ha decidido dar un firme paso en la apertura de su sistema financiero. Las autoridades anunciaron este viernes un plan para relajar y eliminar, en los próximos cinco años, los límites al capital foráneo en bancos, aseguradoras y compañías locales de gestión de fondos, de futuros y de valores. La medida permitirá a las firmas extranjeras, actualmente actores marginales en el país, hacerse con la mayoría del capital y tomar una posición de control en los proyectos conjuntos (joint ventures) que mantienen con sus homólogas chinas.
El viceministro de Finanzas, Zhu Guangyao, adelantó los detalles de la nueva normativa que están ultimando los reguladores. El límite máximo del capital en manos de accionistas extranjeros en compañías de seguros de vida y gestoras de valores, fondos y futuros pasará del 49% actual al 51%. A los tres años (cinco en el caso de las aseguradoras), la restricción se eliminará completamente.
También se levantarán las restricciones a la participación extranjera en los bancos locales, aunque no está claro cuándo entrará en vigor la medida. Actualmente un inversor foráneo puede hacerse como máximo con el 20% del capital de una entidad china, y a la vez ese banco no puede tener más del 25% de su accionariado en manos extranjeras.
"El sector de los servicios financieros en China estará abierto a los actores extranjeros casi en su totalidad en los próximos cinco años", aseguró Zhu, citado por la prensa local. El alto cargo señaló que es "el momento adecuado" para llevar a cabo una reforma de tal calibre en un sector que ha sido de los más protegidos por el Gobierno chino, con numerosas barreras de entrada que impedían, según han denunciado repetidamente las entidades extranjeras, competir de igual a igual con los rivales locales. "Esta apertura es decisiva y sus efectos tendrán un gran alcance", dijo Zhu. La cuota de mercado actual de los bancos extranjeros en China no alcanza el 2%.
El anuncio se ha producido un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, pidiera a su homólogo chino, Xi Jinping, un mayor acceso para las empresas de su país al mercado chino. El viceministro Zhu, de hecho, compareció este viernes para hablar de los resultados de la visita de Estado de Trump y aseguró que la parte china informó de la medida durante sus conversaciones con Estados Unidos, pero no relacionó directamente un hecho con el otro. Varios altos cargos en Pekín como el gobernador del Banco Central, Zhou Xiaochuan, habían sugerido desde hace meses la posibilidad de una apertura del sector para hacerlo más competitivo.
La decisión, que a falta de ver cómo y cuándo se implementa ha sido considerada por varios analistas como un "hito" en el proceso de apertura china, se conoce semanas después de la celebración del XIX Congreso del Partido Comunista, durante el cual el presidente Xi salió reforzado y convertido en el líder con más poder en el país desde los tiempos de Mao Zedong. Tras un primer quinquenio en el que sus promesas de reforma económica no se han cumplido, los analistas ven posible una segunda parte de mandato más proactiva en este ámbito. "Sus pensamientos, incluidas sus políticas económicas, han quedado consagradas en los Estatutos del partido. Veremos una implementación más fuerte de su agenda económica a partir de ahora", explica Andrew Polk, socio de la consultora Trivium.
Además del tiempo que tarden las autoridades a implementar estas medidas de liberalización (en China estos procesos son muy meditados y se aplican de forma progresiva), está por ver hasta qué punto los inversores extranjeros decidirán entrar o aumentar su presencia en un sector en crecimiento, pero en manos de los gigantes estatales. "Los bancos y otras instituciones financieras en China son tan grandes y dominantes que la propiedad extranjera de algunas compañías no amenazará la cuota de mercado de los grandes", dicen desde Trivium. Además, la apertura del sector financiero puede ser una estrategia de los reguladores para atraer nuevos flujos de inversión extranjera, una partida que en los últimos años se ha estancado.