La OMC y el futuro del Multilateralismo
En el documento se tratan los problemas actuales de la OMC y por qué su “magia” parece haber fracasado en la Ronda de Doha. Existen dos argumentos en esta discusión, en primer lugar, la última ronda de negociaciones del GATT, la Ronda Uruguay, buscó generar un impulso adicional para el libre comercio a través de su ampliación, tanto en términos de más países que se unen y en términos de áreas adicionales que serían cubiertos por el acuerdo. Sin embargo, en esta ampliación también requiere la alteración de algunas de las reglas y principios históricos que habían generado el impulso hacia el libre comercio, en segundo lugar, las reglas y procedimientos de la OMC fueron diseñados para una economía global, pero la rápida deslocalización de los países de alta tecnología a los países de bajos ingresos ha creado un nuevo tipo de comercio internacional. En esencia, los flujos de bienes, servicios, inversiones, capacitación y conocimientos técnicos que utilizan para desplazarse hacia el interior o entre fábricas han pasado a formar parte del comercio internacional.
Para este tipo de comercio internacional, las normas comerciales que importan son: menos tarifas y más protección de las inversiones y la propiedad intelectual, además de las medidas legales y reglamentarias para asegurar que los dos vías flujos de bienes, servicios, inversiones, y de personas. Es posible imaginar una hipotética OMC, que incorpore a estas normas. Pero en la práctica, las reglas se escriben en una serie de acuerdos regionales y megarregionales como la Asociación Trans-Pacífico (TPP) y Comercio transatlántico y Asociaciones de Inversión (TTIP) entre los Estados Unidos y la Unión Europea.