El deterioro del crecimiento económico mundial ha repercutido en dos tendencias principales: 1) vinculación a los efectos de las políticas fiscales aplicadas en los países afectados por la crisis financiera y 2) políticas monetarias aplicadas por esos mismos países.
Lo que se observa en América Latina es la disminución de la demanda interna a causa del encarecimiento del crédito externo. Además, hay contracción de las exportaciones, en parte por la caída de los precios de las materias primas exportadas. El menor crecimiento de los países desarrollados también ha perjudicado el flujo de turismo y las remesas. Al mismo tiempo, hay un creciente flujo de capitales de corto plazo, lo que ha repercutido sobre presiones inflacionarias y de apreciación de las monedas. Para lo anterior, se recomienda 1) emplear las reservas internacionales y 2) moderar las fluctuaciones más bruscas del tipo de cambio.
Es decir, se debe aceptar este nuevo escenario de manera gradual, lo que podría permitir recuperar parte de la competitividad perdida por los sectores transables (exportables e importables) de las economías de América Latina. Asimismo, es fundamental enfatizar la diversificación de la producción de los sectores transables y que la inversión y las exportaciones se centren en una dinámica de crecimiento de mayor igualdad. De forma complementaria, apoyar la demanda regional y la expansión del consumo dentro de América Latina con fundamento en un proceso de integración basado en la expansión de la dinámica de las inversiones y de las exportaciones intrarregionales.
En los años de crisis económica se ha producido un leve aumento de las actitudes críticas hacia la inmigración. La crisis económica mundial ha tenido un profundo impacto en el bienestar de las personas, llegando mucho más allá de la pérdida de empleos y de ingresos, y que afectan a los ciudadanos la satisfacción con su vida y su confianza en los gobiernos. Esta segunda edición de Cómo va la vida? proporciona una actualización sobre los aspectos más importantes que moldean la vida de las personas y su bienestar: los ingresos, el empleo, la vivienda, la salud, la conciliación de la vida, la educación, las relaciones sociales, la participación ciudadana y la gobernabilidad, el medio ambiente, la seguridad personal y el bienestar subjetivo.,Además, el informe contiene estudios detallados de cuatro temas transversales fundamentales en el bienestar que son particularmente relevantes: ¿Cómo ha evolucionado el bienestar durante la crisis económica y financiera mundial, que tan grandes son las diferencias de género en el bienestar? ¿cómo podemos evaluar el bienestar en el lugar de trabajo; ¿y cómo definir y medir la sostenibilidad del bienestar a través del tiempo?
Un reporte publicado por el medio estadounidense “Business Insider” revisa a las economías en desarrollo y su posible exposición a una crisis financiera. El estudio realizado por “Wells Fargo's Jay Bryson and Mackenzie Miller” se basó en los indicadores económicos que se asocian a las crisis financieras, tales como reservas en moneda extranjera , tipo de cambio real , el crecimiento del crédito , crecimiento del PIB , y la cuenta corriente, es decir, los países que tienen bajas reservas de divisas. Sudáfrica es uno de los países vulnerable a esta situación, pero se encuentra en la última posición de esta lista que enumera a los 12 países con posibilidades de sufrir una crisis financiera.
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Luego de que la crisis financiera estadounidense de 2007/2008 mostrara sus efectos sobre Europa en 2010, no hay aún en 2013 recuperación económica a la vista, por el contrario, se observa que las desigualdades crecen al interior de la Unión, hecho que pone en cuestión todo el proceso europeo de integración.
La negativa de la Unión Europea (UE) a desarrollar unas verdaderas políticas comunes ha contribuido en buena medida a reforzar las “disparidades estructurales”, perjudiciales en el proceso de integración. Tal parece que los tratados fueron concebidos para servir a los intereses de las grandes empresas privadas, que aprovechan la desigualdad de las economías de la Unión para aumentar sus beneficios y reforzar su nivel de competitividad.
El endeudamiento de los países de la periferia de la Unión Europea se debe esencialmente al comportamiento del sector privado. Incapaces de competir con las economías más fuertes, los sectores privados se endeudaron con la banca del Centro de Europa (Alemania y Francia), financiarizando de esta manera su economía y alentando el consumo, burbujas especulativas y crecimiento de la deuda pública.
Para paliar sus problemas, los gobiernos de la periferia europea han recurrido a la “devaluación interna”: imponen la reducción salarial en beneficio de los dueños y directivos de las grandes empresas.
En la economía mundial resoplan nuevamente vientos de burbujas especulativas que no hacen sino confirmar que el sistema financiero no ha aprendido nada de la crisis.
Lo que es que evidente es que los últimos seis años, los principales bancos centrales han triplicado los activos de sus balances dando cuenta de la importancia que tiene para el sistema capitalista la “salud” de la banca.
Todo mientras se ha practicado un claro abandono de las bases reales de la economía. El hecho es que la generación de crédito para el sistema financiero se multiplicó por tres, mientras la evolución de crédito hacia la economía real pasó a ser negativa en términos anuales.
En suma, lo que se ha puesto en cuestión es la efectividad de la política monetaria emprendida por los bancos centrales del G7 para revertir el ciclo recesivo-depresivo que aqueja a sus respectivas economías.