La antropóloga Marta Lamas expone en este breve escrito importantes aristas sobre la perspectiva de género. Sobre el cómo se han impuesto las diferencias culturales a través del sexismo y que se han transformado en condicionantes para el desarrollo de mujeres y hombres en cuanto a capacidades y oportunidades.
La anotación que, desde mi punto de vista merece especial énfasis, es la que recae en el estudio gramatical del género. Como lo explica la autora, en la lengua castellana se le atribuyo género a las cosas y las personas, pero más allá de esto se ha creado un imaginario social en el que la palabra género, al menos en el aspecto social, ubica como referente erróneo únicamente a las mujeres, siendo que la palabra género es una construcción social de las relaciones entre los sexos (masculino y femenino).
Es así que dentro del género se articulan la asignación de género, la identidad de género y el rol de género. Es en este último donde se inscriben las diferencias o la discriminación en la división sexual del trabajo, ya que históricamente a las mujeres se les ha dado el ámbito privado, el hogar, la economía del cuidado, entre otros tantos nombres y que a pesar de ser trabajo no es remunerado.
Entonces la perspectiva de género, obviamente incluye a ambos sexos y reconoce la diferencia sexual de las atribuciones, capacidades ideas y representaciones; lo innato y lo adquirido. Va más allá de clasificar a las personas en dos bandos, sino que busca a ambos otorgarles el sentido de ciudadanía.