En los últimos 10 años, los gobiernos han puesto en marcha importantes iniciativas para reducir la evasión fiscal internacional. Estos esfuerzos incluyen la creación de una nueva forma de cooperación internacional considerada utópica durante mucho tiempo -un intercambio automático y multilateral de información bancaria en vigor desde 2017 y aplicado por más de 100 países en 2023- y un acuerdo internacional histórico sobre un impuesto mínimo mundial para las empresas multinacionales, refrendado por más de 140 países y territorios en 2021.
Sin embargo, a pesar de la importancia de estos avances, poco se sabe sobre los efectos de estas nuevas políticas. ¿Está disminuyendo o aumentando la evasión fiscal mundial? ¿Están surgiendo nuevos problemas y, en caso afirmativo, cuáles son? Estas preguntas son de enorme importancia en un contexto de creciente desigualdad de ingresos y riqueza, elevada deuda pública en el contexto post-Covid-19, y grandes necesidades de ingresos públicos para hacer frente al cambio climático y para financiar la atención sanitaria, la educación y las infraestructuras públicas.