En el continente americano existen dos formas de integración: la regional y la panamericana. La primera definida por la diferencia frente a cualquier polo económico en particular utilizando la agregación de mercados vecinos. La segunda, definida por la preferencia con Estados Unidos. Otro aspecto que considera es si la integración es liberal o mercantilista. Describe las versiones de inicios del siglo XXI (versiones más modernas), como es el caso de: la Alianza del Pacífico (panamericanista), La Comunidad Andina, el MERCOSUR, y el ALBA (todos ellos regionalistas)
Aborda el tema del Panamericanismo versus regionalismo (1835-2014), en el que refiere que desde el ángulo regionalista, la integración es una aspiración tan vieja en América Latina como la República. Desde la perspectiva panamericanista, en 1889 fue el año donde se llevó a cabo la Primera Conferencia Panamericana en Washington bajo el amparo de Estados Unidos con la triple agenda de crear una unión aduanera panamericana que incorporase a todos los países del hemisferio.
Lo que precedió a la conferencia panamericana fue la primera conferencia monetaria, donde Estados Unidos propuso una moneda única de plata para todo el hemisferio. Pero sin ningún apoyo esta noción desapareció. Ya para el año de 1909, Alejandro Bunge proponía la idea de hacer una unión aduanera sudamericana con el propósito de propulsar la industria. En 1940, Brasil se incorporó al plan de las ideas de Bunge. En 1941 se convocó a los países miembros de Cuenca de Plata para una conferencia de Montevideo, destinada a discutir la integración económica y facilitar el comercio intrarregional, a su término se firmó una carta de intenciones.
Finalmente, se establece que desde 1835 hasta la fecha, se han planteado en América Latina iniciativas de integración diversas y "todas se han visto truncadas", desde propuestas panamericanistas y regionalistas; mercantilistas y liberales. Así, el cambio de paradigma comercial global se manifiesta como la forma más sutil de truncamiento desde el poder.