El FMI ha advertido que los países en desarrollo necesitarán más de los 2.5 mmd estimados para proporcionar alivio a las familias y empresas afectadas y acelerar la recuperación económica. Con su limitada capacidad fiscal, los países en desarrollo necesitarán pedir más préstamos, lo que aumentará la carga de su deuda pública, a menudo ya elevada.
La deuda de los países en desarrollo ha aumentado rápidamente desde la crisis financiera mundial de 2008-2009, alcanzando máximos históricos incluso antes de la pandemia. Una profunda depresión inducida por la pandemia también puede exigir que los gobiernos se hagan cargo de enormes pasivos de deuda privada.
Al enfrentarse a la mayor crisis económica desde 1930, muchos países en desarrollo no tienen más remedio que pedir prestado para crear espacio fiscal, en lugar de centrarse en la complicada y prolongada reestructuración de la deuda a largo plazo, en los ejercicios de reestructuración o en las recompras.