En los últimos años en el déficit fiscal que venía cargando Estados Unidos de cerca del 12% respecto al PIB está disminuyendo. Actualmente se encuentre en 7% pero se espera, según los informes presupuestarios recientes que este disminuirá a un nivel de 4.5% del PIB.
Este logro sin duda se debe a factores importantes, entre los que destaca el freno en la alza de los precios de la salud pública. Según el control anual más reciente elaborado por el FMI en julio pasado para la economía estadounidense, recomienda que "se debe desacelerar el ajuste fiscal este año ya que ayudaría a sustentar el crecimiento y la creación de empleos".
Recordemos que el llamado ajuste fiscal consiste en una serie de medidas que involucra de manera directa recortes a servicios como lo son la educación, salud, investigación e infraestructura por mencionar algunos.
Sin duda alguna esto tiene dos polos. En el primero se encuentra la disminución de manera exitosa del déficit fiscal que venía registrando los Estados Unidos, no obstante en el segundo polo se encuentra que los recortes al gasto han afectados actividades que tenían incidencia directa en la creación de empleos, parte fundamental del dinamismo económico, que se perdieron por los innumerables recortes registrados. "según estimaciones del FMI, si el secuestro del gasto no hubiera ocurrido, el crecimiento del PIB real habría sido medio punto porcentual más alto en 2013" cita el artículo.
Ante esta problemática, se ha planteado implementar un plan de reducción del déficit que contenga entre sus puntos principales:
- Proteger la frágil recuperación.
- Reducir el crecimiento del gasto en prestaciones sociales e incrementar el ingreso.
- Reemplazar el secuestro del gasto con recortes mejor focalizados y nuevos ingresos.
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