En numerosos medios de comunicación europeos se publicita la "ayuda" que Grecia ha recibido en los últimos meses, llegando incluso a señalar que el monto está muy por encima de lo que recibió Alemania al terminar la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a la fecha Alemania no ha pagado su deuda pendiente con Grecia por la ocupación ocurrida entre 1941 y 1944: únicamente ha cubierto 1.67% del total.
Pasando al panorama actual, la "ayuda prestada" desde 2010 a Grecia ha servido para llenar las arcas de los bancos privados, que aumentaron sustancialmente sus préstamos hacia la periferia europea desde inicios de la década del 2000. Una vez que Grecia se adhirió a la Zona Euro aceleró el proceso de financiarización con una mayor entrada de capitales de corto plazo e incrementando la deuda tanto de las familias, como de las empresas.
Previo a la crisis financiera que tuvo lugar en Estados Unidos hace cinco años, numerosos bancos centrales pusieron a disposición de la banca una enorme liquidez que alentó aún más la otorgación de crédito barato: entre diciembre de 2005 y marzo de 2007 el volumen de préstamos aumentó en 50%; mientras la crisis hipotecaria ya causaba estragos en Estados Unidos, entre junio de 2007 y el verano de 2008 los préstamos se incrementaron otro 33%. Así, los bancos privados del Oeste europeo utilizaron el dinero prestado por los bancos centrales a bajísimas tasas de interés para endeudar a países como Grecia.
Una vez desatada la crisis de la Zona Euro en 2010, el paquete de "rescates" no ha logrado reactivar la dinámica económica, sino retornado a los bancos privados - principalmente franceses y alemanes - en calidad de reembolso de los títulos griegos que estos bancos compraron de forma masiva hasta fines de 2009, además de ir a las arcas del FMI, el BCE y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). De ahí que la agudización de la crisis ha puesto en evidencia una enorme transferencia de recursos desde el Sur hasta el Norte europeo, incluyendo un proceso de privatización de activos públicos y el adelgazamiento del Estado de Bienestar.
A diferencia de la reestructuración de la deuda alemana en Londres en 1953, en la actualidad los acreedores exigen que 1) la periferia europea pague su deuda en euros - divisa que no pueden emitir los bancos centrales nacionales -, 2) desarrolle políticas económicas de austeridad que no logran dinamizar el mercado interno ni fortalecer el sector exportador y 3) realice un extenso programa de privatización para mermar el sector industrial y confiscar la infraestructura y patrimonio nacionales.
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Revise también la parte I de la serie: Grecia-Alemania: ¿Quién debe a quién? La anulación de la deuda alemana en Londres de 1953 (I)