La integración regional es un objetivo estratégico para América Latina en busca de lograr su completa independencia. Desde esta perspectiva, fortalecer los distintos niveles de integración y consolidar un bloque latinoamericano son ápices fundamentales dentro de la región.
Es a partir de esta consigna que Kintto Lucas hace una descripción de los diversos bloques que existen en la región, destacando que de entre todos el más logrado y capitalizado ejemplo de integración es la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), ya que este ha logrado levantarse como un espacio de acuerdos y entendimientos desde la diversidad y ha generado un proceso integrador diferente. Asimismo, destaca como desde su perspectiva el Mercosur (Mercado Común del Sur) y la CAN (Comunidad Andina de Naciones) se han convertido en propuestas integradoras de corte neoliberalista, mientras que la UNASUR se posicionó como una propuesta de integración desde lo político, consiguiendo demostrar cómo es posible llegar a ciertos acuerdos que parten de un punto central.
Sin embargo, el embajador itinerante de Uruguay, destaca que ahora es necesario consolidar a Unasur como bloque de poder e interlocución mundial, involucrando a las organizaciones sociales y a los movimientos sociales en una confluencia desde abajo, desde los pueblos y enfrentados a los dos modelos de desarrollo (un modelo que es más soberano, vinculado a la producción nacional y el otro, el hegemónico, que apuesta al libre comercio) que se encuentran en disputa.