Una vez cerrado el telón de la cumbre del G-20, el primer acontecimiento diplomático a gran escala en tres años al que asisten los líderes de EE.UU. y China, se ha hecho una evaluación ecuánime de cómo las conversaciones consecutivas mantenidas en los últimos días afectarán a los intereses nacionales de cada país.
Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden logró importantes resultados diplomáticos durante su viaje a Asia tras obtener una significativa victoria en las elecciones de mitad de mandato del 8 de noviembre.
Gracias a su primera cumbre con su "viejo amigo" Xi Jinping, celebrada el lunes, ambas partes pudieron restablecer las líneas de comunicación entre Washington y Pekín, cortadas tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a Taiwán a principios de agosto.
EE.UU. también pudo sacar de China una clara oposición al uso de armas nucleares por parte de Rusia. En otras palabras, el presidente estadounidense sentó una base diplomática básica para la "competencia responsable" con China, que era su objetivo.
Otro logro importante fue la Declaración de Phnom Penh sobre la Asociación Trilateral para el Indo-Pacífico, anunciada tras la conclusión de la cumbre trilateral Corea del Sur-EEUU-Japón el domingo 13 de noviembre.
Con esta declaración, Biden consiguió combinar las dos principales alianzas de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico, la de Estados Unidos-Corea del Sur y la de Estados Unidos-Japón, en una alianza trilateral en la que participan los tres actores principales.
La declaración sirvió para que los tres líderes se pronunciaran sobre su área de cooperación, a saber, "el Indo-Pacífico y más allá". De este modo, el ámbito regional de cooperación se ha ampliado desde la original "Península de Corea y sus alrededores" hasta incluir el Mar de China Oriental -donde se encuentra Taiwán-, el Mar de China Meridional, el Océano Pacífico y prácticamente todo el mundo.
Además, los tres líderes declararon que reforzarían la solidaridad en materia de seguridad y otros ámbitos y cooperarían en una serie de campos, como la economía y la tecnología. En otras palabras, la alianza trilateral Corea del Sur-EEUU-Japón, que cooperará en todo tipo de asuntos en todo el mundo, está dando sus primeros pasos.
Mientras tanto, el presidente de China, Xi Jinping, también ha obtenido resultados formidables.
El martes, un día después de la cumbre entre Estados Unidos y China, los medios estatales chinos destacaron la importante victoria diplomática de Xi al afirmar que Biden había ampliado su promesa de no adoptar una política hostil contra China".
Xi, que se aseguró un tercer mandato consecutivo como presidente en el 20º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino celebrado el mes pasado, ha sido capaz de evitar la confrontación extrema con EE.UU. y demostrar que puede resistir los intentos de cercar a China liderados por EE.UU. mediante una fuerte estabilidad interna.
En otras palabras, China ha sentado las bases de su diplomacia mediante el concepto de "modernización al estilo chino" que ha venido subrayando. Además, Xi confirmó su presencia en la escena diplomática mundial al mantener reuniones bilaterales con los líderes de otros diez países importantes.
Sin embargo, al mismo tiempo, China también se enfrenta a varios retos diplomáticos importantes, como la forma de responder a Corea del Sur, que se está incorporando a una alianza trilateral con EE.UU. y Japón; la problemática cuestión nuclear norcoreana; y cómo mantener una distancia adecuada con Rusia.
Corea del Sur ha dado un paso decisivo para poner fin a la línea diplomática equilibrada seguida por el anterior gobierno de Moon Jae-in y, en su lugar, después de muchos años de vacilación, está avanzando hacia una alianza trilateral basada en los valores promovidos por EE.UU., como un "orden basado en reglas".
En particular, en relación con la cuestión de Taiwán, que China considera un interés nacional clave, los tres países incluyeron una frase en la Declaración de Phnom Penh que reiteraba "la importancia de mantener la paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán".
Después de añadir esta línea a la declaración de la cumbre entre Estados Unidos y Japón de abril de 2021, Japón inició una serie de esfuerzos de refuerzo militar en toda regla para mantener a China bajo control. Por ejemplo, el gobierno japonés introdujo un fuerte aumento del gasto en defensa, revisó tres documentos importantes, incluyendo su estrategia de seguridad nacional, y aseguró la capacidad de atacar bases enemigas. En el futuro, Estados Unidos y Japón podrían exigir a Corea del Sur la misma respuesta.
Sin embargo, una prueba clara de la "determinación" de Corea del Sur de ir en esta dirección se reveló a través de la propia estrategia Indo-Pacífica independiente del país, que Yoon anunció durante su discurso de apertura en la Cumbre Corea del Sur-ASEAN el 11 de noviembre. La estrategia se basa en tres palabras clave: libertad, paz y prosperidad.
Según documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores japonés relacionados con la cumbre Corea del Sur-Japón celebrada el 13 de noviembre, el primer ministro Fumio Kishida "acogió con satisfacción" la estrategia independiente de Corea del Sur y ambos líderes acordaron "alinear sus esfuerzos colectivos en pos de un Indo-Pacífico libre y abierto".
Sin embargo, Yoon no pudo conseguir un avance en la resolución de varios asuntos pendientes con Japón, como la cuestión de la compensación a las víctimas de los trabajos forzados en tiempos de guerra. Además, el presidente surcoreano tampoco pudo obtener una cooperación decisiva del presidente chino Xi Jinping para resolver la cuestión nuclear norcoreana durante su reunión del martes 15 de noviembre.