La falta de convergencia de las tasas inflacionarias entre Ecuador y Estados Unidos en el último período estaría demostrando que la ausencia de política monetaria y cambiaria expone sensiblemente la estructura de precios domésticos a las fluctuaciones externas y que la utilización de política fiscal resulta limitada ya sea en el corto plazo –para comprimirla– como en el largo plazo –para profundizarla.
Se puede documentar que la inflación local fue alimentada principalmente por la variación de ciertos precios internacionales de bienes transables.
Por el lado de los fundamentos macro, la coyuntura internacional visibiliza la relación entre depreciación (apreciación) del dólar y crecimiento (caída) del precio de petróleo, situación que viene forzosamente afianzando la falta de diversificación productiva de la economía nacional bajo un contexto de ausencia compulsiva de política cambiaria nominal. Ello, podría explicar por que Ecuador no logró traducir en tasas de crecimiento mayores, como el resto de países de la región, el choque positivo de términos de intercambio, experimentado por la región, estos últimos años.
La discusión de fondo, por tanto, se concentra en si la estabilidad macroeconómica, incluida la de precios, que faculta la dolarización es suficiente para lograr crecimiento sostenido; en esa línea no se trata de exaltar la eficacia de la política monetaria y cambiaria por si mismo, se trata de entender la lógica de los fundamentos de una economía pequeña de carácter petrolera –expuesta casi naturalmente al fenómeno de la enfermedad holandesa– propensa a afianzar la dependencia económica de ese energético, junto a la generación de fragilidad institucional, dados los arreglos de facto alrededor del reparto de ese tipo de renta.
En las líneas que siguen, en primer instancia, se presenta algunas de la predicciones teóricas del mecanismo de dolarización unilateral –que fue el procedimiento que siguió Ecuador de adhesión al dólar– a propósito de remitir el análisis hacia los fundamentales, y que la actual coyuntura internacional saca a luz en el sentido de que la unificación monetaria seguida por esta economía no se fundo ni un proceso latente tipo AMO en términos duros, ni en la presencia de altos co-movimientos de producto y precios en términos más blandos (Barro et. al. 2002).
Luego se describe la coyuntura macroeconómica internacional relacionada con el boom de commodities y sus efectos múltiples, particularmente en el fenómeno inflacionario local. Se invoca en la necesidad de política monetaria y cambiaria alternativa para enfrentar y neutralizar la enfermedad holandesa –que ha sido apuntalada ya sea desde la dolarización unilateral o como en el pasado por la vía de la devaluación del sucre atada a un comportamiento pro-cíclico de las finanzas públicas.