Ariel Noyola Rodríguez/Observatorio Económico de América Latina.En marzo de 1991, el argentino Carlos Menem, el brasileño Fernando Collor de Mello, el paraguayo Andrés Rodríguez y el uruguayo Luis Alberto Lacalle Herrera, firmaron el Tratado de Asunción, documento que sirvió de base para la edificación del Mercado Común del Sur (Mercosur). En una primera etapa, la iniciativa compuesta por economías grandes y medianas, tuvo como motivación principal consolidar un espacio económico sudamericano con base en el regionalismo abierto. En una segunda etapa no obstante, las crisis brasileña (1998) y argentina (2001) evidenciaron los efectos perniciosos de la apertura indiscriminada del comercio y las cuentas de capital. Así, la debacle económica por un lado, favoreció el ascenso de gobiernos opuestos a las políticas del Consenso de Washington y por otro lado, llevó a la redefinición del papel del Estado en los procesos de integración de cara a los desafíos derivados de la mundialización capitalista en curso.
Todo apunta a que el proceso de integración cobró fuerza durante la XLVI Reunión Ordinaria del Mercado Común, realizada a finales de julio en la ciudad de Caracas. Entre otras resoluciones, se aprobó la creación de una Zona Económica Complementaria entre el Mercosur, la ALBA, CARICOM y PETROCARIBE. La meta es construir una unión latinoamericana y caribeña con base en la complementariedad, la solidaridad y la cooperación para fomentar el desarrollo integral, enfrentar la pobreza y la exclusión social. Los Estados Partes se reunirán en un plazo no mayor a 60 días para concluir las negociaciones comerciales y los detalles jurídicos del acuerdo.
En cuanto a la construcción de mecanismos de cooperación financiera regional de cara al agravamiento de la crisis, se enfatizó la importancia de la puesta en marcha del Banco del Sur como alternativa de financiamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Brasil, Argentina y Venezuela aportarán 4 mil millones de dólares cada uno; Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador aportarán en conjunto 8 mil millones de dólares para conformar así los 20 mil millones de dólares de capital autorizado. La sede principal del nuevo banco de desarrollo estará en Caracas y otras dos sucursales operarán en Bolivia y Argentina. A través de una declaración conjunta al término del encuentro, el Mercosur se mostró dispuesto a sumar esfuerzos con el Banco de Desarrollo del BRICS para el aprovechamiento de las potencialidades y oportunidades conjuntas”. Previsiblemente, el Banco del Sur podría comenzar a funcionar en menos de seis meses.