Recientemente, China ha incrementado sus flujos de inversión en el exterior, tanto directa (IED) como de corto plazo: en 2012 la cifra ascendió a 9,540 millones de dólares, más del cuádruple que dos años antes.
Recientemente, la compañía CNOOC aceptó pagar 15,100 millones de dólares por la petrolera canadiense Nexen Inc., mismo día en que otra petrolera china, Sinopec, convino adquirir el 49% de la participación en UK North Sea. Los flujos de inversión china en el exterior tendrán un profundo impacto en la economía global y entrañan nuevos desafíos, en especial para Estados Unidos.
Asimismo, hay un creciente interés de China por el rubro de "Fusiones y Adquisiciones" (M&A), como lo demuestran los 23 casos de este tipo durante julio pasado. Las M&A representaron 46% de la IED china en 2011, en comparación con 18% en 2003. La IED presenta una gran oportunidad para Pekín para adquirir alta tecnología y generar producción con alto valor agregado, en un contexto en donde su estrategia de crecimiento ha cambiado de rumbo - dirigida ahora al aumento del mercado interno - y se perfila como economía madura en el mediano plazo.
La inminente compra de Nexen, se da después de una oferta similar, por 19,000 millones dólares presentada en 2005 para la adquisición de UNOLOCAL - compañía petrolera estadunidense - que fue rechazada por el Congreso de Washington alegando asuntos de "Seguridad Nacional". La oferta sobre la compañía canadiense se da por añadidura, en tiempos en que Canadá intenta reducir su dependencia del mercado petrolero estadunidense y estrechar sus relaciones con Asia-Pacífico.
En caso de realizarse, dicha inversión en Norteamérica permitiría a China dotarse de alta tecnología en la producción de gas y petróleo, procesamiento de arenas bituminosas y exploración en aguas profundas. En el caso europeo, Pekín ha establecido ya seis centros de Investigación y Desarrollado (R&D), además de haber adquirido el laboratorio británico líder mundial en investigación fotónica; para desgracia de Washington, la Unión Europea no tiene regulación alguna para distinguir entre inversores domésticos y extranjeros.
Algunos inversionistas prevén aumentos significativos de IED china en los próximos años: una suma superior a los 800 mil millones de dólares para el periodo comprendido entre 2011 a 2016 si la tasa de crecimiento económico continúa siendo firme. De ahí la necesidad de que tanto Occidente en general, como Estados Unidos en particular, planteen una alternativa hacia su aversión china para crear una nueva dinámica de cooperación en términos de inversión.
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