México tiene graves problemas de seguridad en algunas regiones, pero también es un país que bien podría estar en el umbral de una enorme transformación política y económica. De hecho, desde hace un par de años, las tasas de crecimiento del PIB de México han estado casi al tope de la OCDE, y recientemente superaron a Brasil.
La agenda del nuevo gobierno incluyen entre otras cosas, una expansión de la base tributaria para reducir la dependencia de petróleo, aumentar la competencia en medios y telecomunicaciones y un cambio constitucional que permitirá que la compañía petrolera estatal Pemex se asocie con empresas extranjeras.
Los riesgos para echar atrás la agenda económica están en la renuncia del gobierno mexicano, en el posible enorme ingreso de capital y finalmente, en una posible recesión estadunidense.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que muchos problemas de México son de orden bilateral, cuando no responsabilidad principal de Estados Unidos. Dentro de los cuales podemos enumerar: 1) la enorme demanda estadunidense de drogas ilícitas, 2) restricciones laxas en materia de compra
de armas y 3) falta de medidas en el tema del lavado de dinero.