La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se está arriesgando. El 14 de junio, el Comité de Política Monetaria de la Fed elevó su llamada tasa de interés 'política', que establece el piso para todas las tasas de interés para préstamos en los EE.UU. y, a menudo, en el extranjero. Esto significa que el coste de los préstamos para gastar en las tiendas o para invertir en la expansión de negocios se elevará.
Si, el incremento fue solamente de 25 pb (0,25%), del 1% al 1,25%, pero la Fed claramente pretende llevar a cabo nuevos aumentos (hasta quizás un objetivo del 3%). Ya ha detenido su programa de flexibilización cuantitativa (para aumentar las reservas bancarias).
Y ahora se está aumentando el precio del dinero, así como la reducción de la cantidad disponible de este. Cada vez será más difícil conseguir dinero.
La Fed está haciendo esto porque cree (o tiene la esperanza) de que la economía de Estados Unidos esté ya en la vía de una aceleración sostenida del crecimiento del PIB real hasta recuperar el nivel tendencial del 3% o más anterior a la Gran Recesión. La Larga Depresión, por lo menos en los EEUU, se ha acabado, según la Fed.
Sin embargo, hay indicadores de la economía de Estados Unidos que la Fed interpreta mal. En primer lugar, la Fed cree que la inflación de precios en las tiendas y los servicios domésticos se situará en una media anual del 2% o más y por lo tanto necesita aumentar las tasas para controlar la inflación. Y sin embargo, las últimas cifras de la inflación publicadas esta semana muestran que se está desacelerando, no acelerando. En abril, la inflación personal del consumidor en EEUU cayó de nuevo al 1,7% anual (la inflación subyacente es del 1,5%), tras tres meses de poco o ningún aumento. A pesar de que el mercado laboral es 'rígido' con una tasa de desempleo muy baja, hay poca o ninguna aceleración en el aumento de los salarios y el gasto en consumo es débil.
Esto va muy en contra del pensamiento económico keynesiano tradicional de que los mercados de trabajo rígidos conducen a un aumento de los salarios y la inflación, en la llamada curva de Phillips. En la década de 1970 se demostró que la relación entre una baja tasa de desempleo y el aumento de la inflación era erronea porque las economías capitalistas tuvieron a la vez un alto desempleo e inflación: la estanflación. Ahora la Fed se enfrenta a una baja tasa de desempleo y una baja inflación: ¿el 'estancamiento secular' ? La curva de Phillips no está funcionando.
El Comité de la Fed está ignorando los bajos datos de inflación y en su lugar está haciendo hincapié en el impulso del crecimiento económico que está por venir. Sin embargo, los últimos datos del PIB real no justifican ese optimismo. En el primer trimestre de 2017, el crecimiento anual del PIB real fue sólo del 1,2%. La mayoría de las previsiones para el actual trimestre (abril-junio) sugieren una tasa de crecimiento anualizada de 2,5%. Eso significa que en la primera mitad del año, la economía de Estados Unidos crecería en torno al 1,8% anual, en realidad menos que en 2016.
La Fed prevé un 2,2% para el conjunto de 2017 – por debajo de las tasas de crecimiento previas a la crisis. Pero incluso para alcanzar ese 2,2% se requeriría una tasa de crecimiento anual del 2,6% para la segunda mitad de 2017. De hecho, la Fed espera una tasa de crecimiento de sólo el 2,1% el próximo año y un 1,9% en 2019, con una tasa de crecimiento a largo plazo de tan sólo el 1,8 %. Esto está muy lejos de las proyecciones de Trump de un 3-4% anual que cree que se pueden lograr. De hecho, como demuestra John Ross en una excelente nota, el capitalismo de Estados Unidos ha mostrado consistentemente una tendencia a la baja en las tasas de crecimiento, sobre todo en el siglo XXI. Y esto es debido a la desaceleración de la inversión empresarial.
Todo esto sobre la base de que no habrá una nueva recesión antes de 2020. Y ese es el riesgo. Aumentar el coste de los préstamos cuando la economía está creciendo solo moderadamente y la inflación es baja ejercerá presión sobre las empresas endeudadas, provocando una nueva reducción de la inversión e incluso quiebras. La deuda de las empresas de Estados Unidos nunca ha sido mayor porque las empresas han acumulado bonos y préstamos a tasas muy bajas de interés. El aumento de los costes de los préstamos podría comenzar a transformar la recuperación en recesión.
Algunos keynesianos reconocen que la Fed debería cambiar su objetivo de inflación al 4% y que no debería aumentar su tasa de política hasta que la inflación no llegue a ese nivel. Otros dicen que permitir que la inflación llegue a ese nivel y mantener las tasas de interés bajas por mucho más tiempo crearía una enorme burbuja de crédito financiero que podría ser incontrolable cuando la economía se acelere. En otras palabras, la economía convencional está volando a ciegas, sin saber qué hacer.
Cuando la Fed comenzó su plan de aumentos en diciembre pasado, advertí que la Fed estaba arriesgándose a que, dada la débil inversión empresarial, el aumento progresivo de las tasas de interés podría poner en dificultades a un sector de empresas estadounidenses y desencadenar una nueva recesión o una depresión. De hecho, esa fue la razón por la que la Fed frenó nuevas subidas durante un tiempo. Pero ahora está de nuevo saltando hacia lo desconocido.
Es cierto que, después de caer en la mayor parte de 2016, las ganancias empresariales en Estados Unidos se han recuperado un poco en 2017. Sin embargo, las ganancias empresariales cayeron de nuevo en el Q1 de 2017, aunque fueran un 3,7% más que el año pasado. Pero sólo incluyendo las ganancias del sector financiero: las ganancias del sector no financiero se han reducido este año.
A nivel mundial, los beneficios empresariales también han crecido. El banco de inversión JP Morgan ahora sigue de cerca la relación entre los beneficios empresariales globales y la inversión empresarial (¡por lo menos un conjunto de economistas ortodoxos reconocen la importancia de los beneficios en las economías capitalistas!). Mis lectores ya saben que hay una estrecha relación entre beneficios, la inversión y el crecimiento en las economías capitalistas. JPM cree que los beneficios globales están aumentando un 5% anualmente y, por lo tanto, proyectan un aumento similar de la inversión y el crecimiento. Así que tal vez la mejora de los beneficios, la inversión y el crecimiento en Japón y Europa va a compensar la debilidad recurrente en los EEUU. Veremos.
Por otra parte, la tasa de interés en los EE.UU. también impulsa las tasas de interés a nivel mundial, dado el potente papel del capital estadounidense. No ha habido una reducción real de la acumulación de la deuda del sector privado en las economías más importantes, que tuvo lugar en la década de 2000 y culminó en la crisis global de crédito de 2007. Esa deuda se acumuló en un contexto de condiciones favorables al endeudamiento: bajas tasas de interés y crédito fácil. Entre 2000 y 2007, la proporción de la deuda mundial del sector privado en relación con el PIB aumentó de alrededor de 140% a 163%, según el FMI.
En las economías emergentes, después de la Gran Recesión, el aumento de la deuda del sector privado ha sido masiva. La mayor parte de esta deuda adicional es el resultado del endeudamiento de las empresas en estos países para aumentar la inversión, pero a menudo en áreas improductivas como la propiedad y las finanzas. Y gran parte de estos créditos adicionales se realizó en dólares. Así que la decisión de la Fed de elevar el coste de los préstamos en dólares hará crecer este endeudamiento empresarial. La relativa recuperación de los beneficios empresariales globales y la actividad económica en la última parte de 2016 puede no durar hasta finales de 2017.
Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente: https://thenextrecession.wordpress.com/2017/06/15/taking-a-risk/