La economía de EE.UU. parece estar cayéndose pedazos y si por ahí se piensa que lo peor ha sucedido, diversos medios y autores afirman que las peores batallas aun no han llegado. Después de la rebaja de S & P de la calificación crediticia de EE.UU., los mercados se han resentido mucho; ello no ha perneado la dura batalla que mantienen los republicanos contra el gobierno de Obama y de sus idea de que la única manera de salvar a Estados Unidos sea la debacle total. Durante la última década se predijo la caída de 2000, la crisis de 2008 y el rally de corta vida de 2009, y ahora parece bastante claro que los futuros historiadores de hecho van a mirar la década 2011-20 como la "década de las peores en la historia estadounidense".
Se acaban de cumplir exactamente 40 años desde que el dólar estadounidense dejo de ser la última moneda de reserva acordada en el sistema Bretton Woods. En el siguiente artículo se hace una breve reseña de los acontecimientos que originaron este sistema, su subsiguiente crisis producida por la excesiva política de gasto los Estados Unidos y cómo fue esto llevo a su fin hasta que se adoptaron los tipos de cambios flotantes, modificando drásticamente así, toda la arquitectura del sistema financiero mundial.
La crisis se agudiza y ahora parece ser que se avecina una segunda crisis bancaria. Con una de por sí maltratada economía, los principales bancos de EE.UU. han comenzado a tomar médidas buscando mantener sus ganancias, recortando empleos, buscando fuentes de financiamiento, etc. Las previsiones son que en los siguientes meses haya una desaceleración del crédito y el comercio, con tasas más elevadas para los consumidores, así como un menor rendimiento de las inversiones en medio de regulaciones más estrictas. Pero a pesar de estas médidas drásticas, no se evitará que las ganancias sigan cayendo a los niveles de 2004 y 2005, antes de la burbuja inmobiliaria. Si a esto se le aúna la baja interés que sigue y piensa mantener la FED, los márgenes de beneficios obtenidos en las hipotecas y otros préstamos, como los rendimientos de la inversión, serán prácticamente nulos; por lo que el panorama parece empeorar cada vez más.
Con la reciente crisis económica, las principales potencias económicas han relucido como los grandes deudores (Países ricos altamente endeudados, PRAE). Aunque muchos de ellos ya estaban altamente endeudados desde tiempo atrás, fue la crisis la que evidenció y aumentó estrepitosamente su nivel endeudamiento. A pesar de ello, los EEUU han optado por una política ‘avestruz' donde optan por dar cifras no tan alarmantes (con sus sucesivas correcciones, es decir, trampean) con tal de no espantar a las expectativas. También siguen firmes en su postura en la cual los mercados desregulados resuelven sus propios problemas sin intervención del Estado, esto claro, mientras el sector financiero o las corporaciones no necesiten ayuda urgente del Estado. Si a esto le sumamos las expectativas de las calificadoras chinas, las cuales no ven a los EEUU con buenos ojos y en cierta medida apoyan la batalla campal que sostienen los republicanos en contra de Obama, el panorama para EEUU parece muy incierto.
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Esta nueva crisis pone en evidencia los problemas inherentes al capitalismo. Así, mientras muchos paradigmas teóricos se derrumban, otros se re-constituyen, hay algunos otros que a pesar de los años siguen vigentes: este es el caso de la obra de Carl Marx, el capital. Mucho de lo que sucede actualmente en la economía global tiene algún parecido asombroso a las condiciones que él había previsto. Esto se ejemplifica claramente en los esfuerzos de las compañías de EE.UU. por reducir costos e intentar aumentar las ganancias corporativas como parte de la producción económica total; la desigualdad de ingresos del país, etc. De esta manera George Magnus llama a retomar el espíritu y filosofía de este alemán y considerar medidas para evitar la crisis, aun cuando estás sean o parezcan poco ortodoxas.
Mientras en África las revueltas parecen no tener fin, la inestabilidad e incertidumbre económica parece aumentar. Tan sólo en los últimos días, los precios de muchos commodities y energéticos han aumentado estrepitosamente dado la posible intervención internacional que se pueda producir en muchos países de la región norte de África. Las bolsas de valores se siguen desplomando y por su parte, Japón, que de por si ya tiene severos problemas fiscales y bancarios, se vislumbra como parece uno de los más afectados por estos problemas y la medida en la que este impacto negativo afecte a Japón, será determinante para los demás países en cuanto Japón expanda sus problemas económicos.
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Mientras las políticas tributarias de Ronald Reagan indujeron a una mayor concentración del ingreso y mermaron la base tributaria, el sector financiero (en el proceso de financiarización) se ha encargado de impulsar la crisis del modelo capitalista con los grandes dividendos que reporta, mientras la producción cae cada vez más. Así la industria bélica, que en décadas anteriores fue muy importante para EEUU, ya no es un eje importante dentro del crecimiento económico del país. Esto ha llevado a que hoy día, que uno de los países que era la principal potencia económica sea a su vez el países más endeudado y con los mayores problemas fiscales de la historia, mientras que las economías emergentes presenten altas reservas internacionales y niveles de crecimiento favorables.
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La economía mundial está en crisis de nuevo. Y más que halla empezado una nueva crisis, la anterior nunca termino. Esto ha suscitado debates sobre el control de los déficit fiscales de nueva cuenta, que si bien esto es un tema crucial, el llamado es que esta crisis ha demostrado que la disfuncionalidad está en el corazón de las finanzas, por lo que reformar el sistema financiero es urgente. Así, se crítica severamente el accionar de la agencias calificadoras, las cuales fueron incompetentes y sin embargo siguen operando como si nada. También se hace hincapié sobre la introducción de normas acordadas internacionalmente sobre la quiebra de los Estados o una de las más importantes, que es la regulación de los productos financieros complejos. Porque si bien una política fiscal puede ser efectiva en el corto plazo, no puede por sí sola resolver los problemas estructurales que ha provocado la crisis actual.
Después del reciente miedo de las últimas semanas caracterizadas por la incertidumbre global, la volatilidad y la clara desaceleración económica mundial, el Dr. Alberto Graña hace una pequeña reflexión en un corto ensayo, sometiendo a consideración los últimos acontecimientos y tendencias mundiales en las discusiones. Así, se hace una valoración de la situación de la EE.UU., la zona del euro y su posible impacto en países de América Latina y el Caribe.