¿Qué se viene en el 2025?

¿Qué se viene en el 2025?

Óscar Ugarteche , OBELA 

Hay por lo menos, cuatro ejes para mirar el 2025. Uno primero es el conflicto entre las grandes potencias donde EEUU ha incrementado la ofensiva contra la producción y el comercio de China. La guerra comercial desatada en marzo del 2018 por el mismo Trump, tendrá consecuencias diversas para todo el mundo. El segundo eje es el cambio climático que repercutirá sobre los precios de la cesta de alimentos. Es un tema ya presente que se agrava tanto por la sequía como las inundaciones y el cambio climático en general. El tercero es la continuación del ataque abierto a las instituciones internacionales reguladoras por parte de Washington. El cuarto eje es la competencia energética entre las grandes potencias y sus efectos derivados.

La guerra comercial en el eje EEUU-China tiende a acentuarse conforme el rezago tecnológico de EEUU se hace más evidente. La otrora locomotora mundial intenta recuperar su viejo papel a costa de frenar a China, en un ejercicio de jalarla para atrás para agarrar fuerza y adelantarlo. Esta estrategia tiene varios problemas. El primero es el empuje tecnológico chino en el campo de los micro chips de inteligencia artificial como resultado del esfuerzo por jalar al país para atrás al prohibir el comercio de ciertas obleas de Taiwán con China continental. TSMC de Taiwan es el fabricante de la mayor parte de los microchips del mundo que pasan luego por diversas maquilas hasta resultar en el producto deseado. Lo que ocurrió con Huawei fue que logró innovar la IA incorporada a sus microchips y nivelarse con la tecnología de empresas como Nvidia de Silicone Valley. De este modo, el comercio de chips de Silicon Valley se cayó y China produce circuitos de punta.

Según la Academia China (https://thechinaacademy.org/the-chip-war-is-nearing-its-end-as-china-chi...), con datos de las aduanas de su país, entre enero y octubre de 2024, el país exportó chips por valor unos 128.000 millones de dólares y a diciembre se estima debe haber cerrado en unos 138.000 millones de dólares. Esta cifra es inmensa, pero sus implicaciones son aún más profundas.  El país asiático fue el mayor mercado mundial de semiconductores en las últimas decadas, con una compra anual de chips por alrededor de 300.000 millones de dólares. El giro de importar a exportar la cifra señalada sugiere que su producción de chips ha superado con creces la cifra de 450,000 millones de dólares, que le permite al país satisfacer la demanda interna y exportar el remanente. Este es un duro golpe a Silicón Valley y la competitividad del país del norte en este campo.

La consecuencia de este giro dentro de la producción en China es que el país se ha transformado de golpe en el mayor consumidor mundial de tierras raras requeridas para chips y el mayor inversionista en minería especializada en las mismas.  América del Sur y África están copadas por capitales chinos y EEUU ahora busca los yacimientos en Ucrania, el Ártico y la Antártica para poder comenzar a competir, si bien aún no tiene la capacidad de refinación.

El segundo eje es el cambio climático que observa mayor calor cada año en los últimos cuatro y sigue la tendencia. Lo acompaña sequías e inundaciones derivadas de la emanación de gases de efecto invernadero. El país que más gases de este tipo emite por utilizar energías fósiles es China. Sin embargo, todo apunta a que ya llegaron las emisiones a su nivel más alto y están en una meseta que deberá comenzar a bajar en el 2030. China transforma el panorama energético global con un ambicioso plan de energías renovables, presentado el 30 de octubre de 2024. Emitido por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma y otros organismos, buscará aumentar el consumo anual de energías renovables a 1.000 millones de toneladas equivalentes en carbón (SCE) en 2025 y 5.000 millones en 2030.   Esto tendrá un efecto directo negativo sobre los principales países exportadores del mineral como son Australia, Indonesia, Rusia, Estados Unidos, Canadá y Chile.

Del lado estadounidense, el gobierno se retiró nuevamente del Acuerdo Climático de Paris del 2015 al mismo tiempo que parece ser el blanco de los efectos más devastadores del cambio climático como son las nevadas en Florida en enero del 2025 y la llegada de la primavera en febrero de este año en dicho Estado; así como los huracanes, ciclones, incendios e inundaciones que han destruido campos de cultivo y cosechas en algunos casos. 

La agricultura es altamente dependiente del clima y el tiempo, así como de recursos naturales como la tierra y el agua, los cuales también están afectados por las condiciones climáticas. Si bien los cambios en la temperatura, las precipitaciones o las heladas pueden extender la temporada de cultivo o permitir la producción de nuevos cultivos en algunas regiones, en otras pueden dificultarlos.  

El impacto del cambio climático en la agricultura depende de su ritmo y seriedad, así como de la capacidad de adaptación de los agricultores y ganaderos. Le afecta de manera variable según la región, y alarga la temporada de cultivo en muchos estados, pero también aumenta la necesidad de riego y crece la erosión del suelo debido a lluvias intensas. Estas precipitaciones pueden afectar la calidad del agua al arrastrar fertilizantes y pesticidas a cuerpos hídricos.  En Centroamérica y  en los Andes hay efectos devastadores en términos de lluvias aluvionales y temperaturas anómalas con efectos sobre migración poblacional.

En 2023, la agricultura aportó más de 1.53 mil millones de dólares al PIB de EE. UU. El ganado, el maíz, los productos lácteos y la soja lideran los ingresos del sector, con este país como exportador clave de productos agrícolas y cárnicos. En Europa aporta 218 mil millones de dólares, con alzas de precios mayores a la inflación promedio, aumentaron un 24% en 2022, y aunque en 2023 y 2024 se estabilizaron, permanecieron altos. El aumento de costos asociados al cambio climático será una continua fuente de inflación para EEUU, Europa y el mundo. 

El proceso de repliegue de EEUU de los organismos de Naciones Unidas y el haberlas desprestigiado al ignorar los llamados de cese al fuego del Secretario General, de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad en Gaza, deja un orden mundial sin árbitros.  La OMC está anulada desde que EEUU no permitió la renovación de los jueces del tribunal de arbitraje.  La alteración del orden económico mundial por parte de dicho país entre 2018 y 2019 amenazó la propia existencia del organismo con sede en Ginebra, que tiene las manos atadas para intervenir en las guerras comerciales. Desde el 11 de diciembre de 2019, su Órgano de Apelación quedó paralizado. La causa fue la negativa de Washington a nombrar nuevos jueces. La consecuencia fue que catorce disputas, en instancia de apelación, quedaron en un limbo. 

Seis años más tarde, en la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del G20 en Johannesburgo, el 26 de febrero del 2025, China reafirmó su apoyo al sistema de libre comercio con la OMC en su núcleo y respalda su reforma, según el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi. En una reunión con la directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, durante el G20 en Johannesburgo, Wang destacó el compromiso de China con el multilateralismo y el orden internacional. Ante el auge del proteccionismo, subrayó la necesidad de impulsar la globalización, la liberalización comercial y la recuperación económica global. De este modo la OMC se encuentra entre las dos grandes potencias, pero si EEUU no está dispuesta a acatar los fallos de los tribunales internacionales, la OMC queda básicamente como un organismo muerto.  En líneas generales, EEUU ha declarado al sistema de Naciones Unidas como inútil durante la guerra de Gaza y con la reelección del Presidente Trump se ha retirado de varios organismos incluidos la Organización Mundial de la Salud, el Consejo de Derechos Humanos y la UNESCO así como del Acuerdo de Paris. Posiblemente se retire de otros lo que fortalecerá el papel del China en el sistema internacional.

Entre las consecuencias directas del proteccionismo estadounidense está la afectación del mercado automotor con menos vehículos armados en México de marcas estadounidenses,  europeas, coreanas, y japonesas vendidas en EEUU. La capacidad para cubrir esa contracción de oferta se podrá nivelar en el futuro, si las empresas invierten dentro del país del norte para fabricar lo que no pueden importar sin aranceles. La producción automotriz estadounidense es esencialmente de vehículos con energías fósiles con muy escasa producción de vehículos híbridos y eléctricos sin prácticamente ninguna fabricación de autobuses de energías renovables. La fabricación de aceros de EEUU es doce veces más chica que la de China lo que incide en altos costos unitarios lo que redundará en vehículos muchos más costosos. 

Un efecto directo del ingreso de Musk en la política activa ha sido el desprestigio de la marca que ahora se asocia con racismo y supremacismo blanco fuera que perdido competitividad al legar la marca BYD y al fabricarse volúmenes mayores de marcas alemanas y británicas de VE. Como muestra, Tesla de origen estadounidense es la única empresa que perdió mercado en Europa donde cayeron un 45% en enero del 2025, mientras que la demanda general de vehículos eléctricos en Europa creció un 37% el 2024, impulsada por fabricantes de Alemania y el Reino Unido, esencialmente Mercedes Benz, Audi y BMW y MiniCooper.

La competencia energética se ha acentuado. En todos los escenarios planteados por la Agencia Internacional de Energía publicados en octubre del 2024, el crecimiento de la demanda global de energía se desacelera gracias a mejoras en eficiencia, electrificación y la rápida expansión de las energías renovables. Calculan que casi la mitad de los autos vendidos en el mundo serán eléctricos al 2030, aunque retrasos en la infraestructura de carga o en la implementación de políticas podrían frenar este crecimiento. En este escenario general, EEUU se centra en energías fósiles y al ritmo de “Perfora, nena, perfora” del Presidente Trump quiere controlar el Ártico y sus reservas de gas, la Antártica y las suyas y todas la de medio oriente cuyos países ahora han basculado hacia China como el principal comprador, resultado de las sanciones económicas. El efecto de las sanciones económicas es subir el precio del crudo en una etapa de precios descendentes por el proceso en marcha descrito por la AIE.

Si pueden o no explotar los yacimientos  del Levante, frente a las costas de Gaza dependerá de si logran despoblar totalmente Palestina en la zona de Gaza o no. La apuesta por fósiles de EEUU para competir con Rusia que naturalmente, por geografía, es el proveedor de gas de Alemania, es parte de la complicación de las diversas guerras que EEUU ha promovido o ha participado en esas partes del mundo. En todo caso, el petróleo en América latina pertenece a empresas públicas con alguna excepción y salvo que presionen para mayor privatización, con posible éxito quizás en el Perú, las actividades petroleras latinoamericanas servirán para la seguridad energética antes que para el rendimiento fiscal como en sus años pico en la década de 1970. Las presiones para privatizar el petroleo en este contexto en América latina obedecen a los intereses de EEUU de impedir el control de China en este campo. La paradoja es que China es, o está en vías de ser, el principal exportador de petróleo del mundo a partir de comprarle crudo a los países sancionados más sus inversiones efectuadas alrededor del mundo, sobre todo en África, y refinar en casa. La india va en esa misma dirección. El precio del petróleo sancionado es menor al precio internacional de mercado.

Finalmente, el enfriamiento de la economía global en su conjunto dividido entre el crecimiento asiático y el crecimiento cercano a cero de los países occidentales dejará que el patrón de comercio de materias primas esté liderado por la demanda asiática y que la demanda de carbón, en especial, ceda. La demanda de cobre y otros minerales seguirá al alza con el ingreso de EEUU como inversionista nuevo y fuerte en Ucrania, a largo plazo. A corto plazo eso no tiene mayor significado en precios. El coto inflacionario de la reactivación económica estadounidense llevará al alza de las tasas de referencia del FED y con ella, todas las del mundo occidental. La fractura entre la dinámica de Oriente y el estancamiento de Occidente crecerá con las tensiones que derivan de eso.

Tema de investigación: 
Crisis económica