En lo que va del 2016, algunos bancos centrales han apostado por llevar las tasas por debajo del 0%. Países como Suecia, Suiza y Dinamarca están manejando tasas entre -0.35% y -0.75%, posteriormente el Banco de Japón adoptó la misma medida y llevó sus tasas a -0.10%.
El 10 de marzo del 2016, el Banco Central Europeo (BCE) decidió bajar por sorpresa su principal tasa de interés al cero por ciento, fijando un nuevo mínimo histórico, a su vez elevó la penalización a los depósitos bancarios, los cuales pasaron de 0.3 % a 0.4% y también decidió ampliar a 80.000 millones de euros las compras mensuales de bonos soberanos y títulos empresariales.
Esto representa un último esfuerzo para reactivar la economía de la Eurozona y luchar contra la baja inflación. Las tasas de interés negativas son un signo de desesperación, una señal de que las medidas tradicionales de política monetaria han sido inefectivas y que otros caminos deben ser explorados.