Durante décadas, la industria tecnológica prosperó basándose en un conjunto de condiciones macroeconómicas y geopolíticas únicas. La hegemonía estadounidense, la globalización y el dinero barato se combinaron para permitir que las nuevas empresas tecnológicas difundan sus productos en todo el mundo. Esa era está terminando.
En un orden mundial re-globalizado, los países buscarán equilibrar los beneficios de la globalización con el deseo de construir una mayor independencia y resiliencia en sus industrias más complejas y sistémicamente importantes: la atención médica, defensa, energía, fabricación y servicios financieros.
Una re-globalización, pensada en priorizar la seguridad y la estabilidad frente a la apertura y la velocidad que han regido el sistema mundial desde hace 30 años, requerirá enormes cantidades de capital y paciencia a medida que los países y las empresas busquen fortalecer y volver a diseñar sus propias redes nacionales de I + D, fabricación y distribución.