Notas sobre América Latina

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El COVID-19 ha perturbado las redes mundiales de suministro y ha sembrado el pánico en los mercados de valores del mundo. En el panorama general, las consecuencias del virus ponen de manifiesto la fragilidad de una economía mundial que nunca se recuperó del todo del colapso financiero de 2008 y que ha estado al borde de una nueva crisis.

Las diversas guerras, conflictos y campañas de control social y represión en todo el mundo implican la fusión de la acumulación privada con la militarización del Estado. En esta relación, el Estado facilita la expansión de las oportunidades para que el capital privado se acumule mediante la militarización.

Los principales comentaristas culpan al COVID-19 de la creciente crisis. Pero el virus fue sólo la chispa que encendió la implosión financiera. El desplome de los mercados de valores sugiere que la especulación financiera será menos capaz de servir como una salida para el capital sobreacumulado.

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Cuánto tiempo durará la crisis de COVID-19 y cuáles serán sus costos económicos inmediatos, son preguntas que todos se plantean. Incluso si se contienen las repercusiones económicas de la pandemia, es posible que ya se haya preparado el terreno para un derrumbe de la deuda que lleva mucho tiempo produciéndose.

La crisis de COVID-19 podría tener muchos efectos económicos graves, lo que posiblemente empujaría a la economía mundial a la recesión. Una posible consecuencia de la pandemia es el aumento de la fragilidad financiera.

Una vez que se contenga el COVID-19 y se apliquen políticas para aliviar la situación, se restablecerán las cadenas de suministro y la gente volverá a trabajar con la esperanza de recuperar al menos algunos de los ingresos perdidos. Pero esa recuperación económica real se podría descarrilar debido a crisis financieras y de deuda no resueltas.

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Todo indica que la recesión mundial que anuncia el coronavirus será muy superior a la del 2008 y pudiera acercarse a la crisis de los años treinta. Chile se verá gravemente afectado.

La mercantilización de la salud y la minimización del Estado han puesto de manifiesto nuestra debilidad para enfrentar el coronavirus. La capacidad del sistema de salud público se encuentra mermada para abordar la crisis sanitaria actual.

Las medidas económicas recientemente propuestas por el Gobierno chileno frente a la pandemia del coronavirus podrán aliviar parcialmente el descalabro de las empresas y de los ingresos de los trabajadores; pero, no resolverán la debilidad de un modelo económico-social, con manifiesta vulnerabilidad internacional, social y de su propia estructura productiva.

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