Fecha: Miércoles, Febrero 5, 2020 - 17:27

La financiarización ha empeorado la desigualdad a través de diversos canales, incluidas las políticas macroeconómicas. La flexibilización cuantitativa y los tipos de interés bajos, si no negativos, han alimentado las burbujas de los precios del crédito y los activos, mientras que los recortes del gasto fiscal han afectado negativamente a quienes dependen de la asistencia gubernamental.

La financiarización en los países de altos ingresos ha transformado la vida cotidiana con cada vez más productos financieros necesarios para hacer frente a las incertidumbres futuras que ya no son atenuadas por el Estado de bienestar. La financiarización es menos pronunciada en los países de menores ingresos, ya que menos personas tienen acceso al sistema financiero oficial.

Si la desigualdad contribuyó a la crisis financiera mundial de 2008, las respuestas de política monetaria "no convencionales" a la crisis, especialmente la flexibilización cuantitativa, también han exacerbado la desigualdad, ya que la flexibilización funciona aumentando los precios de los activos financieros.

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Fecha: Miércoles, Enero 29, 2020 - 15:00

Donald Trump ha cumplido este miércoles al mediodía una de sus principales promesas electorales con la firma del nuevo tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que actualiza el NAFTA.

El acuerdo, de 2.082 páginas, actualiza el NAFTA con nuevas normas en protección de propiedad de la intelectual, entre otras provisionesRobert Lighthizer, representante de Comercio de Estados Unidos, ha destacado la complejidad de la negociación del acuerdo que se prolongó por más de dos años.

Su firma es el resultado de “un esfuerzo extraordinario” en el que participaron hasta un millar de negociadores de los tres países. “Se cierra un capítulo de incertidumbre política y económica en la región” – Jesús Seade negociador mexicano

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Análisis del OBELA         /          ( english version )

Estancamiento con deflación, el décimo momento de la crisis

Resumen:

Todo parece indicar que ha comenzado con fuerza el décimo momento de la crisis iniciada en agosto de 2007 que ha implicado múltiples quiebras bancarias y costos fiscales masivos en Estados Unidos. Esto ha sido seguido por ajustes de consumo que han impactado sobre el crecimiento de la economía de la Zona Euro y británica. La inyección de liquidez de la banca central para evitar una deflación llevó en un primer momento a un auge de precios en el mercado de commodities y generó una crisis de dos velocidades: los detenidos y los que crecían porque sus exportaciones tenían precios altos.

Durante su discurso en el Club de Prensa Nacional en Washington a mitad de enero de este nuevo año, la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, se convirtió en la primera autoridad mundial en alertar de “riesgos de deflación” en las “economías avanzadas”. Esto es cierto para Estados Unidos pero en especial para la Zona Euro, con una inflación interanual de 0.80% a diciembre de 2013, por debajo del objetivo de 2% fijado por el BCE, los datos oficiales muestran deflación para prácticamente la mitad de Europa desde mayo. Japón apenas logra salir de su deflación de larga data iniciada en los años noventa. Con expectativas de reducción de precios a futuro, el consumo presente se contrae con un efecto multiplicador negativo sobre la demanda agregada. La inversión se reduce y la banca se muestra más renuente a prestar. De otro lado, se precipita la quiebra de bancos y empresas y aumenta la centralización de capital.

"La cooperación monetaria internacional se ha roto […] Los países industrializados tendrían que desempeñar un papel protagónico en la restauración de [la cooperación entre los bancos centrales], no pueden lavarse las manos y ajustar" sentenció Raghuram Rajan, actual gobernador del banco central de la India y ex funcionario del FMI en una entrevista a Bloomberg TV (Citado por Larry Elliot, The Guardian, 30/01/2014). La verdad es que no les interesa. Mientras las tasas de interés en las economías maduras sigan negativas en términos reales, subirán en las economías emergentes; así aseguran el traslado de riqueza mientras intentan contener lo inevitable al menos en el corto plazo. Estamos en un escenario similar a 1934, con el optimismo de que la crisis ya pasó y el desastre ad portas.

La City de Londres, capital global del yuan

Resumen:

La emisión más grande de bonos en yuanes fuera de la región asiática recibió el apoyo clave de la City de Londres (Xinhua, 09/01/2014). Por un monto de 2,500 millones de yuanes, el Banco de China se convirtió en la tercera entidad en realizar este tipo de operaciones en Gran Bretaña, antes lo hicieron el Commercial Bank of China y el China Construction Bank (South China Morning Post, 09/01/2014). El objetivo de instalarse en la City logró concretarse en octubre de 2013, cuando George Osborne, ministro de finanzas británico y su homólogo chino acordaron hacer de la City la “capital global” del yuan (The Telegraph, 15/10/2013).

“La moneda del pueblo” (renminbi) ha traspasado la frontera asiática mediante la firma de swaps cambiarios bilaterales con más de veinte países: Australia, Bielorrusia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Islandia, Malasia, Nueva Zelanda, Paquistán, Singapur, Tailandia, Turquía, entre otros. Estos acuerdos a la vez que favorecen la provisión de moneda extranjera entre bancos centrales (v. gr. libras esterlinas en China y yuanes en Gran Bretaña), reducen los costos de transacción y facilitan el comercio y la inversión ante las fluctuaciones del dólar; crean un gran mercado para el yuan incrementando su papel como moneda internacional.

Patrick Zweifel de The Financial Times (06/01/2014) prevé que alcanzará plena convertibilidad en tres años y en diez superará al dólar como moneda de reserva. En suma, el proceso de internacionalización del yuan se ha iniciado con un fuerte impulso en alianza con la City que afectará de modo gradual el valor y la hegemonía del dólar. En lo sucesivo no habrá comercio internacional, ni mercado cambiario, ni Fondo Monetario (FMI) sin China y el yuan. Negarlo es una torpeza con un alto costo económico y político.

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