En las últimas semanas el tema de las deudas externas ha vuelto a colocarse en el candelero de las finanzas y de la política internacional debido a un juicio de la Suprema Corte de los Estados Unidos, que ha emitido una resolución en contra del gobierno de Argentina. Esta decisión evoca el profundo dilema que existe entre soberanía nacional y globalización financiera. Cuando un gobierno coloca deuda en los mercados internacionales, ofrece garantías de pagos que comprometen a sus contribuyentes al pago a mediano o largo plazo. Sin embargo, al venderse los bonos públicos se convierten en títulos privados que pueden convertirse en determinadas circunstancias en objeto de gigantescas especulaciones que pueden desencadenar bancarrotas de los Estados deudores.
La experiencia de Argentina al doblar el siglo fue de las más traumáticas. Hacia 2000 su gobierno comenzaba a hacer agua, y por ello solicitó un enorme rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, antes de concretarse, la confianza de los ahorradores e inversores se evaporó y las retiradas de dinero de los bancos argentinos comenzaron en gran escala. Con objeto de evitar el hundimiento de su administración, el presidente Fernando De la Rúa nombró a Domingo Cavallo como ministro de economía en abril de 2001 pero su plan, conocido como el “Megacanje” de las deudas públicas, fracasó debido a la falta de confianza de todos los actores económicos y financieros. El pánico bancario siguió su curso hasta que el ministro estableció un control sobre los depósitos en los bancos que fue bautizado popularmente como “el corralito”. A partir de ese momento el gobierno ya tenía sus días contados y en diciembre cayó tras revueltas populares cada vez más extendidas.
La respuesta internacional de solidaridad con Argentina ha sido impresionante. En primer término, ha logrado el apoyo de los gobiernos latinoamericanos, incluyendo los de Mercosur así como una resolución de apoyo de la Organización de Estados Americanos, aprobada el 4 de julio En segundo lugar, ha obtenido los apoyos de diversas instancias multilaterales, entre ellas, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y la agrupación de 77 países en Naciones Unidas conocida como G77. Pero, además, ha atraído la atención de dos grandes potencias, Rusia y China. En los días de 15 y 16 de julio se reúnen los presidentes del grupo de naciones conocido como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en la ciudad de Fortaleza, Brasil. El presidente de Rusia, Vladimir Putin ha anunciado que después visitará a Buenos Aires para demostrar su apoyo en contra de los especuladores. Más importante aún, ha sido la declaración del presidente de China, Xi Jinping, quien también viajará a Argentina para firmar acuerdos comerciales y demostrar su apoyo en contra de los “fondos buitre” de Nueva York.