México y el TLCAN: amoldamiento y sumisión estratégica
El ajuste para reducir las presiones sobre los pagos al exterior ha consistido básicamente en reducir los costos de producción mediante la desvalorización de la fuerza de trabajo (aumento de la jornada de trabajo, incremento de la intensidad de trabajo sin aumento salarial y reducción del fondo de consumo de los trabajadores). Las organizaciones del Foro Trinacional Multisectorial calculan en 6 millones 84 mil 740 puestos de trabajo el déficit acumulado de empleo de las últimas 2 décadas (véase “Mitos e impactos del TLCAN a 20 años a nivel trinacional”, http:// bit.ly/1fEVtvb). En enero de 2014, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó la creación de 21 mil 979 empleos, una caída de 50.3 por ciento y 71.6 por ciento con relación a 2013 y 2012, respectivamente. El poder adquisitivo del salario mínimo disminuyó 20.13 por ciento en comparación con 1994 y 76.48 por ciento con 1976. De acuerdo con el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, un trabajador que percibe un salario de hasta 60 pesos diarios requiere únicamente 9 minutos para generar el valor de su trabajo. El resultado es un creciente nivel de pobreza. Mientras en 1994 el 52.4 por ciento de los mexicanos se encontraba en situación de pobreza, para 2012 la cifra se ubicó en 52.3 por ciento: el peor desempeño en la región, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Finalmente, la incorporación de México a la Alianza del Pacífico y al Acuerdo de Asociación Transpacífico ejemplifica de manera nítida su amoldamiento al doble imperativo estadunidense de fracturar la integración latinoamericana y contener el ascenso económico de China, cuestión abordada en nuestra próxima entrega.