Fecha: Miércoles, Agosto 12, 2020 - 13:50

Las exportaciones brasileñas de petróleo registraron en julio la cifra de 8.19 millones de toneladas, en comparación con 3.76 millones de toneladas enviadas en el mismo periodo de 2019, según datos preliminares del Ministerio de Comercio de Brasil. Sin embargo, impulsado por la depresión de los precios del crudo en el mercado internacional, los ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo en julio aumentaron sólo un 14.7%.

En el primer semestre de 2020, Brasil amplió las exportaciones de petróleo a Asia. La petrolera nacional, Petrobras, logró aumentar los envíos de combustible en un 65.4% durante el segundo trimestre, en comparación con el mismo período de 2019, según se reveló en julio.

Las tasas de utilización en las refinerías nacionales de Petrobras se recuperaron para llegar a un promedio de 70% en el segundo trimestre y alcanzó el 78% en junio, lo cual está muy cerca del nivel primer trimestre de 79%.

Fecha: Domingo, Agosto 9, 2020 - 15:26

El Informe Conjunto sobre Financiación Climática de los Bancos Multilaterales de Desarrollo muestra que los BMD están en camino de cumplir con sus mayores niveles de financiación climática, con el foco en los países de bajos y medianos ingresos.

Los BMD han informado por primera vez sobre financiación climática desde 2011, basándose en una metodología desarrollada conjuntamente para el seguimiento de la financiación climática.

La edición de 2019 del informe se publica en la coyuntura actual de la pandemia de COVID-19, que ha causado una importante interrupción social y económica, y reducido temporalmente las emisiones globales de carbono a los niveles de 2006. Los países ahora enfrentan las amenazas paralelas del COVID-19 y el cambio climático, así como una oportunidad única para "reconstruir mejor" al planificar inversiones más sostenibles en lugar del enfoque intensivo en carbono.

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Análisis del OBELA         /          ( english version )

Estancamiento con deflación, el décimo momento de la crisis

Resumen:

Todo parece indicar que ha comenzado con fuerza el décimo momento de la crisis iniciada en agosto de 2007 que ha implicado múltiples quiebras bancarias y costos fiscales masivos en Estados Unidos. Esto ha sido seguido por ajustes de consumo que han impactado sobre el crecimiento de la economía de la Zona Euro y británica. La inyección de liquidez de la banca central para evitar una deflación llevó en un primer momento a un auge de precios en el mercado de commodities y generó una crisis de dos velocidades: los detenidos y los que crecían porque sus exportaciones tenían precios altos.

Durante su discurso en el Club de Prensa Nacional en Washington a mitad de enero de este nuevo año, la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, se convirtió en la primera autoridad mundial en alertar de “riesgos de deflación” en las “economías avanzadas”. Esto es cierto para Estados Unidos pero en especial para la Zona Euro, con una inflación interanual de 0.80% a diciembre de 2013, por debajo del objetivo de 2% fijado por el BCE, los datos oficiales muestran deflación para prácticamente la mitad de Europa desde mayo. Japón apenas logra salir de su deflación de larga data iniciada en los años noventa. Con expectativas de reducción de precios a futuro, el consumo presente se contrae con un efecto multiplicador negativo sobre la demanda agregada. La inversión se reduce y la banca se muestra más renuente a prestar. De otro lado, se precipita la quiebra de bancos y empresas y aumenta la centralización de capital.

"La cooperación monetaria internacional se ha roto […] Los países industrializados tendrían que desempeñar un papel protagónico en la restauración de [la cooperación entre los bancos centrales], no pueden lavarse las manos y ajustar" sentenció Raghuram Rajan, actual gobernador del banco central de la India y ex funcionario del FMI en una entrevista a Bloomberg TV (Citado por Larry Elliot, The Guardian, 30/01/2014). La verdad es que no les interesa. Mientras las tasas de interés en las economías maduras sigan negativas en términos reales, subirán en las economías emergentes; así aseguran el traslado de riqueza mientras intentan contener lo inevitable al menos en el corto plazo. Estamos en un escenario similar a 1934, con el optimismo de que la crisis ya pasó y el desastre ad portas.

La City de Londres, capital global del yuan

Resumen:

La emisión más grande de bonos en yuanes fuera de la región asiática recibió el apoyo clave de la City de Londres (Xinhua, 09/01/2014). Por un monto de 2,500 millones de yuanes, el Banco de China se convirtió en la tercera entidad en realizar este tipo de operaciones en Gran Bretaña, antes lo hicieron el Commercial Bank of China y el China Construction Bank (South China Morning Post, 09/01/2014). El objetivo de instalarse en la City logró concretarse en octubre de 2013, cuando George Osborne, ministro de finanzas británico y su homólogo chino acordaron hacer de la City la “capital global” del yuan (The Telegraph, 15/10/2013).

“La moneda del pueblo” (renminbi) ha traspasado la frontera asiática mediante la firma de swaps cambiarios bilaterales con más de veinte países: Australia, Bielorrusia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Islandia, Malasia, Nueva Zelanda, Paquistán, Singapur, Tailandia, Turquía, entre otros. Estos acuerdos a la vez que favorecen la provisión de moneda extranjera entre bancos centrales (v. gr. libras esterlinas en China y yuanes en Gran Bretaña), reducen los costos de transacción y facilitan el comercio y la inversión ante las fluctuaciones del dólar; crean un gran mercado para el yuan incrementando su papel como moneda internacional.

Patrick Zweifel de The Financial Times (06/01/2014) prevé que alcanzará plena convertibilidad en tres años y en diez superará al dólar como moneda de reserva. En suma, el proceso de internacionalización del yuan se ha iniciado con un fuerte impulso en alianza con la City que afectará de modo gradual el valor y la hegemonía del dólar. En lo sucesivo no habrá comercio internacional, ni mercado cambiario, ni Fondo Monetario (FMI) sin China y el yuan. Negarlo es una torpeza con un alto costo económico y político.

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