China y el arte de dejar que Trump se atribuya una victoria
Tras varios meses de incertidumbre y afectaciones mundiales, la guerra comercial entre China y Estados Unidos llegó a una tregua, gracias a la reunión entre Xi Jinping y Donald Trump en Corea del Sur.
China logró importantes concesiones por parte de Washington al "ceder" su control sobre las exportaciones de tierras raras y su poder como comprador de soya estadounidense. A cambio de reanudar la compra de soya y suspender las restricciones a las tierras raras. Mientas que china China obtuvo de Estados Unidos una reducción de aranceles sobre sus productos (disminuyendo hasta en un 47%), sumado a la suspensión de tasas portuarias a buques chinos y el aplazamiento de controles a la exportación que limitarían el acceso de empresas chinas a tecnología estadounidense.
Trump presenta este resultado como una victoria para los agricultores y empresas de su país, para fomentar su ideología "Make America Great Again", mientras que Xi proyecta una imagen de líder fuerte que supo qué ofrecerle a Estados Unidos sin necesidad de perder tanto.
Aunque la tregua representa una calma temporal, y un supuesto alineamiento de valores respeacto al crecimiento nacional entre las dos potencias (y una relación de respeto entre los dirigentes), los expertos advierten que esta es frágil y podría romperse fácilmente, ya que no soluciona los orígenes del conflicto. Tampoco hay señales de un tratado bilateral que termine la guerra.









