La Unión Europea ha ajustado sus aranceles a los automóviles eléctricos chinos, fijando tarifas que van del 17% al 36%, dependiendo del fabricante. Esta medida, anunciada el 20 de agosto, se aplica además de los aranceles del 10% que ya gravan todas las exportaciones chinas. Las nuevas tarifas, que se suman a las ya existentes, han sido criticadas tanto por fabricantes europeos como por la Cámara de Comercio de China para la UE.
Varios países de la UE, como Alemania y Hungría, se oponen a estas restricciones, y para bloquearlas se necesitaría una mayoría calificada en la votación final de los Estados miembros. La Cámara de Comercio de China ha expresado su descontento, argumentando que los aranceles no están basados en pruebas sólidas de perjuicio al mercado europeo y que, en cambio, podrían debilitar la industria de vehículos eléctricos en Europa.