En los primeros días de septiembre de 2023, poco más de una decena de países han experimentado lluvias severas que provocaron pérdidas humanas y materiales. Al menos un país de cada continente se vio afectado por las inundaciones. No es raro que estos lugares sean golpeados por este tipo de desastre natural, sin embargo, es inusual que suceda al mismo tiempo. El cambio climático es el principal culpable no solo de los daños ya hechos, sino también de la subida en los precios por venir a causa de las cosechas mermadas y cierre de negocios.
La tormenta Daniel fue un “medican”, un ciclón de tipo tropical en el Mediterráneo. Ha sido el más mortífero y costoso de la historia. El 5 de septiembre la tormenta llegó a Grecia con fuerza e inundó el valle de Tesalia, una de las pocas planicies en el país, lo que le convirtió en un lago en el transcurso de tres días. Las lluvias intensas depositaron más de un metro de sedimentos sobre tierras que en el pasado eran fértiles. La región produce alrededor del 15% de la producción agrícola anual griega. Esta incluye trigo, algodón, diversos cereales, tabaco, quesos, vinos y licores locales. Además, destaca en la producción de frutas frescas, nueces, carne de cordero y cabra, así como aceitunas. Con el desastre, la producción agrícola no solo se ve afectada este año, sino que la densa capa de lodo ha dejado los suelos sin fertilidad.
Posteriormente la tormenta llegó a Bulgaria y Turquía. En el caso búlgaro, su costa en el Mar Negro se vio afectada por las inundaciones repentinas al detener su flujo turístico e interrumpir su suministro eléctrico y de agua. Por su parte, las lluvias torrenciales provocaron daños en la zona noroeste de Turquía, en la provincia de Kırklareli, dedicada a los productos lácteos, instalaciones de aceite vegetal, instalaciones de procesamiento de carne y producción de harina, así como la producción vitivinícola.
La tormenta, posteriormente, golpeó la costa norte de Libia, en particular la ciudad de Derna. Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones y destrucción, lo que lo llevó a ser considerada el peor desastre natural en la historia moderna de Libia. La infraestructura de dos presas, previamente afectada por años de guerra e intervención de la OTAN, se colapsó y resultó en la desaparición de aproximadamente el 25% de la ciudad de Derna. La recuperación de servicios esenciales como electricidad, agua y saneamiento es incierta, lo que aumenta el riesgo de brotes de enfermedades.
En Asia, dos fuertes tifones, Saola y Haikui, impactaron la región, causando daños considerables en Taiwán, Hong Kong y diversas áreas del sur de China, incluida Shenzhen. Haikui desencadenó inundaciones y deslizamientos de tierra en provincias chinas como Fujian y Guangxi. Fujian es conocida por su manufactura, mientras que Guangxi se destaca por su producción agrícola (arroz, maíz y papa) y reservas minerales, siendo clave en la economía china.
Del otro lado del mundo, en el continente americano, Estados Unidos y Brasil también han sido golpeados por fuertes inundaciones en diversos puntos de sus territorios. El país norteamericano tuvo tormentas eléctricas y subidas de agua repentinas en varios estados como: Massachusetts, Connecticut, Rhode Island, Maryland, Nevada y New Jersey que dañaron vecindarios y caminos. Estas regiones cuentan con fuerte presencia en la producción de lácteos, frutas, vegetales y maderas.
Un ciclón en Brasil dejó a más de 2,300 personas sin hogar y 3,900 desplazadas en 67 municipios. El granizo y lluvias intensas causaron daños en Rio Grande do Sul. Dicho estado ya había sido afectado por otro ciclón en el mes de julio, lo que causó la pérdida de 15 mil toneladas de cultivo de lechuga y 3.8 mil de coliflor. Rio Grande do Sul es el mayor productor de arroz del país, al igual que lo es del tabaco y del trigo, además de ser el tercer mayor productor de soya.
Los fenómenos naturales que azotaron el mundo durante los primeros días de septiembre no son resultado del cambio climático como tal, pero éstos son potenciados por las circunstancias climatológicas derivadas del calentamiento global. De acuerdo con Jung-Eun Chu, científica atmosférica y climático de la Universidad de la ciudad de Hong Kong, cuando la temperatura aumenta y la superficie oceánica se calienta, la atmósfera puede retener más humedad. Por cada grado Celsius de aumento de temperatura, la atmósfera puede contener un 7% más de humedad.
Las temperaturas anómalas al alza en los océanos y mares provocaron que las tormentas y ciclones se volvieran más lentas y retuvieran una mayor cantidad de agua, lo que conllevó a consecuencias catastróficas. El cambio climático producto de la actividad humana pone en riesgo la seguridad alimentaria del planeta. Las pérdidas en las cosechas en distintos puntos del globo terrestre presionan los ya elevados precios internacionales y mantienen la inflación generalizada en el mundo.