Estados Unidos ha declarado una guerra comercial entre las dos economías más importantes del mundo donde se disputan aspectos muy diversos, el liderazgo tecnológico, los mercados y la posición de influencia económica dominante en Latinoamérica. China es un socio cada vez más importante para los países de la región, ahora en comercio e inversión, sobre todo en energéticos en Sudamérica y como comprador de commodities. Recientemente, destaca la inversión extranjera directa (IED) que realiza China en distribuidoras eléctricas de la región.
Para efectos analíticos se puede dividir a Latinoamérica en dos subregiones. La primera, Sudamérica, que tiene como eje comercial a China; sin Colombia, Ecuador y Venezuela que estos operan como México, Centroamérica y la cuenca del Caribe que tienen como eje económico a EEUU. El matiz es que China ha mejorado su posición como socio importante en El Salvador y México en años recientes.
En líneas generales, las exportaciones latinoamericanas a EEUU decrecieron 2% en promedio entre 2014 y 2018 en ambas subregiones. Paradójicamente, en el 2019 hay un resurgimiento sudamericano con un crecimiento de dos dígitos de parte de Argentina, Bolivia y Paraguay, resultando Sudamérica con un crecimiento medio de 6%, igual que México, y debajo de Colombia con 8% , mientras decaen las exportaciones de Centroamérica y el Caribe en 5%, Ecuador en 4% y Venezuela en 74%.
En la Gráfica 1 se muestran las exportaciones de ambas subregiones a sus respectivos socios principales. Como se puede observar, las exportaciones a China tienen una tendencia creciente desde el 2012, mientras que la tendencia exportadora con Estados Unidos es decreciente.
A pesar de la influencia dominante estadounidense en Latinoamérica, China aumenta lentamente su relación económica con toda la región. Su estrategia de expansión económica se divide en tres: los flujos comerciales; los de capital en forma de IED, y lo novedoso es el establecimiento de enclaves productivos.
México, Centroamérica y la Cuenca del Caribe, más Venezuela, Colombia y Ecuador tienen una alta concentración de capital y comercio estadounidense. De forma excepcional, China desde el 2010 se ha vuelto un socio importante para El Salvador principalmente en componentes eléctricos (condensadores). Entre el 2010 y el 2019 las exportaciones de este producto son 20 veces mayores. (de 5.3 MDD a 110.3 MDD)1. Lo notable es que en un región concentrada en un solo país, las exportaciones salvadoreñas a China representan aproximadamente el 20% del total del rubro máquinas y aparatos eléctricos2.
Este es un ejemplo claro de la expansión mediante exportación de capital y enclaves productivos y comerciales. Este país estableció formalmente relaciones con China y rompieron las propias con Taiwán en 2018. Desde entonces, EEUU emprendió dentro del Salvador una campaña de desprestigio contra China, liderada por la embajadora allá3. A pesar de esto, la presencia China en El Salvador se consolidó a partir de la creación en julio de 2018, de una zona económica especial. Es un territorio equivalente al 13% del total del territorio nacional salvadoreño.4 Adicionalmente proyectan una concesión portuaria en el puerto “La Unión”, que la embajada estadounidense ha recriminado como una intención de establecer una base militar en Centroamérica. Esto trae a la memoria el pretexto de la construcción del aeropuerto de Granada por los ingenieros cubanos –como base aérea soviética- como excusa para invadir la isla caribeña el 25 de octubre de 1983.
Por otra parte, así como China se ha vuelto un creciente socio comercial, también se ha convertido en un importante socio en inversión. Es particularmente relevante para países como Ecuador o Perú en donde la inversión china representa aproximadamente el 25% y el 22% respectivamente, mientras que en Argentina es el 9% y en Brasil, sólo representa el 6% del total5.
Sudamérica es una región fundamental para la expansión de la influencia china en el continente americano, lejos del Caribe. La IED se ha orientado mayormente a energía (53% del total sudamericano) y principalmente hacia Brasil (40%) y mayoritariamente energía. Uno de los puntos importantes en la guerra comercial es la transición energética a fuentes más limpias6.
Finalmente, la presencia oriental en América Latina es un desafío a la dominación americana de la región que ha mantenido a lo largo del siglo XX con invasiones y políticas económicas que han retrasado el crecimiento a niveles nunca registrados desde que hay datos macroeconómicos en la década de 1940. Las simpatías con un actor nuevo que busca energías limpias y que llega con inversiones grandes en la región son una buena noticia. La entrada en El Salvador con una zona de procesamiento especial es una novedad y que el gobierno salvadoreño no prestara atención a las amenazas de la embajadora americana es una señal del cambio de los tiempos. Nadie espera en América latina nada positivo de Estados Unidos, con el Panamericanismo en el punto más bajo de la historia; pero todos esperan que la guerra comercial le abra espacio a la economía para que pueda desarrollarse de mejor modo que en los últimos treinta años
1 https://unctadstat.unctad.org/EN/
3 https://www.nytimes.com/2019/09/21/world/americas/china-el-salvador-trump backlash.html
4 Ibidem
5(Cifra acumulada entre 2005 y 2018 ) https://dusselpeters.com/CECHIMEX/20190804_CECHIMEX_Libro_Chinas_Foreign_Direct_Enrique_Dussel_Peters.pdf y https://unctadstat.unctad.org
6http://obela.org/analisis/el-corazon-de-la-guerra-comercial