Sobre las relaciones económicas entre México y EE.UU.

Vie, 08/01/2025 - 19:01 -- jdiaz

SOBRE LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y EEUU

            Fidel Aroche Reyes

UNAM

aroche@unam.mx

 

En 2025, el gobierno de EE.UU. amenaza con imponer restricciones a las relaciones económicas con México, esperando afectar a esta economía y conseguir algunas ventajas adicionales de tales intercambios. Como se sabe, la práctica totalidad de las exportaciones mexicanas se dirigen a aquel país y buena parte de ellas son producto de las llamadas cadenas de valor, en las que México participa básicamente en el ensamble y el empaque de los productos finales. La reacción de las autoridades y de la prensa mexicanas hace pensar que –en efecto- algo grave podría pasar en el país.

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Es cierto que desde los años 1990 México ha buscado intensificar sus relaciones con los EEUU en todos los planos, no obstante que las diferencias en tamaño y en el grado de desarrollo han colocado a aquel en posición de desventaja. El argumento ha sido que una relación más cercana garantizaría el acceso al mayor mercado del mundo y que, paralelamente, se produciría una plétora de inversiones directas. El crecimiento de las exportaciones y de las inversiones permitirían a México crecer rápidamente. Curiosamente, la hipótesis de que el crecimiento mexicano ha encontrado restricciones por ausencia de mercados no se ha demostrado y por lo tanto, la asociación con EEUU no solventaría nada.

La realidad es que la economía mexicana ha crecido en promedio al 1% al año, desde 1982 hasta 2024. Ello habla de un sistema estancado. La asociación con los EEUU ha provisto poco a México en términos de crecimiento. Como consecuencia de tal estancamiento, en 2025 la mitad de la población en edad de trabajar no encontrará empleo en el sector formal, y emigrarán los que puedan, mientras el resto encontrará ocupación en actividades de bajísima productividad. De allí la desigualdad. Quizás el desempleo estructural explique también por qué parte de la población se dedica a actividades fuera de la ley, algunas de las cuales parecen ser muy rentables. 

La actitud general de los sucesivos gobiernos y de las élites mexicanas durante los últimos 43 años ha sido ignorar la realidad económica. Está lo suficientemente demostrado que el crecimiento de las exportaciones, o su comportamiento, no determinan la marcha de la economía, más que marginalmente; sin embargo, diversos funcionarios del gobierno, así como la prensa (casi unánimemente) han declarado poco menos que el estado de emergencia ante la posible reducción de éstas, dado que (¿creen ellos?) la demanda por esos productos de contraerá y así la producción nacional.

Sin embargo, habría que reflexionar cuáles serían los efectos de la imposición de tales aranceles por parte del gobierno de los EEUU a sus consumidores. En primer término, es cierto que México ha conseguido concentrar sus relaciones económicas en un grado mayor con ese país; parece que no existe otro con el que pudieran existir relaciones similares. En seguida, las exportaciones manufactureras “mexicanas” se originan en las cadenas mundiales de producción. Por ejemplo, para producir los automóviles o los aparatos electrónicos para la exportación o para el propio mercado interno, el país importa la práctica totalidad de los componentes de Asia, que se ensamblan en plantas que ofrecen malas condiciones de trabajo y salarios bajos a sus empleados. Se han montado con bajísimos montos de inversión. La producción se destina en buena medida a los EEUU, que si les imponen aranceles (allá), los precios (allá) se incrementarán. No es fácil mudar la producción de eso mismo para allá rápidamente. De todos modos, las exportaciones no determinan la dinámica económica, como se aprecia en el gráfico; en cambio, en la actualidad, si crecen las exportaciones (a EEUU), deben crecer las importaciones (de China).

Las agroindustrias que existen en el país quizás produzcan de manera más autónoma que las industriales, y los aranceles le signifiquen el aumento inmediato de los precios de sus productos en EEUU; no parece que esos productos sean fácilmente sustituibles, tampoco. Desde el punto de vista mexicano, quizás estas exportaciones no puedan encontrar otros mercados fácilmente; pero habría que considerar si genuinamente no existen otros mercados en condiciones mejores como el acuerdo firmado en julio del 2025 para venta de aguacates con Brasil.

Las relaciones subordinadas que México mantiene con los EEUU no son una fatalidad, ni son inamovibles. Son resultado de decisiones que quizás parecían razonables en algún momento de la historia, pero que pueden cambiarse en cualquier momento, si eso conviniera al país.

En suma, a raíz de la estrecha relación comercial con EE.UU., la economía mexicana ha permanecido estancada y dependiente de un modelo de maquila y exportación primaria que no ha logrado generar crecimiento sostenido ni bienestar para la mayoría de la población. Las posibles restricciones de EE.UU. no solo podrían afectar las exportaciones mexicanas, sino también exponer las vulnerabilidades del país ante su dependencia de un solo socio comercial. Sin embargo, abre la puerta a la diversificación de sus mercados y la reorientación de sus políticas económicas que podrían transformarse si así lo requiere el interés nacional.

Tema de investigación: 
Integración y comercio